El jueves 30 de abril, un rato antes del mediodía, Cristina Castro estaba trabajando cuando sonó su celular: era un policía.
–Quiero hablar con la madre de Facundo Astudillo Castro –dijo la voz del otro lado– para verificar el domicilio.
–Sí, soy yo –respondió ella.
–Le hicimos una infracción a su hijo por romper la cuarentena.
El llamado salió de la comisaría de Mayor Buratovich, una localidad al sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Cristina sabía que Facundo, su hijo de 22 años, había salido de su casa, en la localidad de Pedro Luro, para ir a ver a su ex novia en Bahía Blanca. Esos 125 kilómetros los iba a hacer a dedo.
A las 13, Cristina se comunicó con Facundo y lo retó por salir sin un permiso de circulación.
–No sabés dónde estoy, no me vas a volver a ver más –dijo él.
Esa fue la última vez que Cristina habló con él. Y la última llamada que salió del celular de Facundo.
Cristina primero pensó que su hijo se había enojado -ella también lo estaba- y se preocupó unos días después, cuando la ex novia le dijo a los amigos de Bahía Blanca que Facundo nunca había llegado a su casa. Nadie más se pudo comunicar con él desde ese 30 de abril.
La madre intentó denunciar la desaparición. En la comisaría le dijeron que espere unos días. La denuncia recién quedó asentada el 5 de junio en la ayudantía fiscal de Médanos-Villarino y se abrió una causa por “averiguación de paradero”.
La versión policial es que a Facundo lo detuvieron en el retén policial de Mayor Buratovich, a unos 30 kilómetros de su casa. Le labraron un acta por infracción del artículo 205 de Código Penal, por incumplimiento del aislamiento social obligatorio, y lo dejaron seguir camino a Bahía Blanca.
Recién el 19 de junio la policía hizo un primer rastrillaje en Mayor Buratovich. A Cristina se le acercaron dos policías para contarle que lo habían visto a Facundo. La oficial Xiomara Flores le dijo que lo levantó en su auto particular y lo llevó hasta Teniente Origone. El otro oficial le dijo que lo vio, pero lo dejó seguir caminando. En la causa figuran estos dos testimonios, pero el segundo policía dio una versión distinta: dijo que lo vio a Facundo subirse a una camioneta Duster Oroch color plata.
“Hoy se cumplen 68 días que Facundo no está y cada vez nos cuadra menos la idea de que está desaparecido por voluntad propia”, dijo a Cosecha Roja Luciano Peretto, uno de los abogados de la familia. “Hay una serie de inconsistencias, ambigüedades y contradicciones en la causa de averiguación de paradero”, dijo y confirmó que decidieron abandonarla y hacer una denuncia penal por desaparición forzada en el juzgado federal de Bahía Blanca.
En esta nueva investigación se incorporaron los testimonios de tres personas, que vieron a Facundo el 30 de abril y que contradicen las versiones policiales. Como estos testigos están protegidos por la Justicia, no trascendieron sus declaraciones.
Los abogados, que fueron aceptados como querellantes, pidieron además medidas cautelares para preservar las pruebas: que se aparte de la investigación al Ministerio Público de la Provincia de Buenos Aires y a la Policía de Villarino y la bonaerense.