Hola a todas y todos. ¿Por qué hay que explicar a Deleuze ahora mismo? Como se trata solo de Deleuze en esta pregunta, me siento obligado a contestarla sin retomar los argumentos de mi nuevo libro, que se dedica más bien el dúo Deleuze-Guattari.
En 1967, Gilles Deleuze publicó un libro titulado Presentación de Sacher-Masoch, acompañado de una nueva traducción francesa de La Venus de las pieles, con motivo de rescatar del olvido al novelista austríaco del siglo XIX. Después de la invención inserta por von Krafft-Ebing sobre el concepto de masoquismo a finales del siglo XIX, el término masoquismo ganó gran popularidad, al mismo tiempo que la obra de Sacher-Masoch caía en el olvido. Lo peor es que esto dejó surgir la idea de la unidad del masoquismo con el sadismo, idea que no tiene nada que ver con las experiencias descritas por Sacher-Masoch en sus novelas.
Deleuze escribió Presentación de Sacher-Masoch, entonces, para invitar a volver a los textos mismos del novelista, para deshacer la falsa unidad sadomasoquista, y para restituir el masoquismo al propio Sacher-Masoch. De hecho, el interés de Deleuze por Sacher-Masoch se remonta hasta sus años de aprendizaje: ya en 1961 Deleuze publicó un texto titulado De Sacher-Masoch al masoquismo. Es su primera publicación monográfica dedicada a un novelista. Deleuze estudió a Sacher-Masoch antes de estudiar a Proust, a Artaud o a Kafka. Es decir que Sacher-Masoch era una fuente de inspiración de primera importancia para la filosofía deleuziana en curso de formación.
¿Qué encontró Deleuze en la obra de Sacher-Masoch? En una entrevista realizada en el momento de la salida de Presentación de Sacher-Masoch, el filósofo respondió –cito–: “Su obra está ligada a los movimientos políticos nacionales de Europa central al paneslavismo. Masoch es inseparable de las revoluciones de 1848. Las minorías sexuales que él imagina remiten a las minorías nacionales del imperio austríaco” (fin de la cita). ¿Cómo el masoquismo se relaciona con las luchas de las minorías étnicas en la literatura de Masoch? En Presentación de Sacher-Masoch, Deleuze señala que –cito– “Masoch soñaba que les faltaba a los eslavos una bella déspota, una zarina terrible que asegurase el triunfo de las revoluciones del 48 y unificase el paneslavismo”. Y Deleuze añade que, en este sentido, el novelista hacía un llamamiento: “Eslavos, un esfuerzo más si quieren ser revolucionarios”.
Desde el punto de vista del Sacher-Masoch leído por Deleuze, la lucha de liberación nacional no es suficiente para que los eslavos sean revolucionarios. Para ser revolucionarios, los eslavos tienen que hacer un esfuerzo más, el cual consiste en hacer reinar a una zarina, es decir, a una mujer sobre ellos mismos. La lucha de los eslavos debe ser doble: contra la dominación imperial austríaca y contra su propio sistema patriarcal interno. Y es en esta doble lucha donde los eslavos renacerán cada uno como nuevo hombre, hombre nuevo.
En cuanto a las conductas sexuales descritas en las novelas de Sacher-Masoch, Deleuze dice que se componen de un contrato y de un suspenso: el sujeto masoquista es siempre hombre, masculino. El masoquista firma un contrato con la mujer por el cual él otorga a la mujer todos los derechos. Y con los derechos otorgados, la mujer pone en suspenso toda autoridad paternal o masculina. Es en tal momento suspendido donde se hace la producción de deseo masoquista. En el texto del 61, De Sacher-Masoch al masoquismo, al reconocer que el contrato como dispositivo jurídico tiene su origen en las sociedades patriarcales, Deleuze incluso dice –cito–: “Masoch sueña con servirse del patriarcado para restaurar la ginecocracia y de la ginecocracia para restaurar el comunismo primitivo”.
¿Por qué hay que explicar a Deleuze ahora mismo? ¿Cuál es la relación que tiene la filosofía deleuziana con el ahora mismo? Hay dos lemas particularmente relevantes que marcan nuestro tiempo. Por un lado, desde principios del año 2010, las mujeres indígenas y afrodescendientes en América Latina siguen luchando para defender sus territorios contra el colonialismo interno neoextractivista, diciendo: “No se puede descolonizar sin despatriarcalizar”. Por otro lado, desde septiembre de 2019, las mujeres palestinas siguen saliendo a la calle para denunciar la serie interminable de femicidios y de violencias de género en el interior de la propia sociedad palestina, gritando: “No hay patria libre sin mujeres libres”. Ambos lemas radicalmente renuevan la concepción misma de la lucha de liberación nacional, al definir la liberación de las mujeres como lucha política y no como asunto familiar o privado, ni siquiera social. Con esos lemas, las mujeres minoritarias hablan a sus compañeros masculinos, que están luchando junto con ellas por la liberación nacional, y les exigen a ellos un esfuerzo más si quieren ser revolucionarios.
Aquí está uno de los puntos de intersección fundamental del pensamiento de Gilles Deleuze con nuestro ahora mismo. El tema de un esfuerzo más, que el joven Deleuze sacó de la obra de Sacher-Masoch, atraviesa de hecho todas sus colaboraciones ulteriores con Félix Guattari, de las que trato en mi nuevo libro ¿Cómo imponer un límite absoluto al capitalismo? En este sentido, mi libro se habría podido titular Un esfuerzo más si queremos imponer el límite absoluto al capitalismo. Un esfuerzo más es el tema que nos invita a todas y todos a entrar en el proceso deseante de devenir revolucionario, más allá de las luchas por interés. Muchas gracias.
Fuente: Tinta Limón Ediciones