La fobia al Estado en América Latina. Reflexiones teórico-políticas sobre la dependencia y el desarrollo fue publicado en 2021 de manera conjunta por el Instituto de Investigaciones Gino Germani y CLACSO.
Por Mariano Pacheco
La fobia al Estado en América Latina… es un libro que, tal como plantea su autor, se propone contribuir a reflexionar sobre la relación “entre la producción intelectual, los modos de la crítica y los procesos políticos”. Para ello revisita antiguos debates y arriesga hipótesis interpretativas sobre los ciclos más recientes de impugnación y construcción de alternativas al nuevo orden mundial neoliberal. Las problemáticas del desarrollo y la dependencia, el Estado y los movimientos sociales y nombres propios de pensadores y pensadoras latinoamericanxs como René Zavaleta Mercado, Álvaro García Linera, Maristella Svampa y Agustín Cueva circulan junto con el de otros clásicos del marxismo. Este juego de idas y vueltas, de interrelaciones entre teoría, historia y actualidad es el que quisiera subrayar en estas breves líneas sobre el libro, porque como el autor mismo remarca tomando cierta herencia gramsciana, el modo en que se analiza la realidad política y social está indisolublemente ligado a las posibilidades de intervención en las coyunturas.
“Creemos que varias reflexiones intelectuales de la última década en América Latina pretendieron anteponer en el análisis un conjunto de antagonismos políticos en función de sus propias agendas de investigación y sus propios valores, ubicándose arbitrariamente a sí mismos `a la izquierda` de los gobiernos progresistas —usualmente bajo la presunción, ya señalada más arriba, de que cualquier cuestionamiento desde los movimientos de la sociedad contra el Estado (o ´desde abajo` hacia `arriba`) resulta un ejercicio crítico por definición—. A pesar de lo que argumentan esos autores al recibir cuestionamientos, someter sus posiciones a un debate no supone un llamado realista a dejar de soñar o a abandonar la búsqueda de lo imposible. Las utopías, desde ya, siempre deben estar a la orden del día (esa es, en definitiva, su imprescindible razón de ser). El problema es que la política constituye, esencialmente, un análisis de las posibilidades de la acción sobre la base de las fuerzas en pugna; tal es, al final de cuentas, la mejor herencia que nos deja la larga tradición del realismo político, por lo menos desde Maquiavelo en adelante”, sostiene Andrés Tzeiman, para luego concluir: “volviendo entonces a los debates latinoamericanos contemporáneos, creemos que el pensamiento crítico no se constituye como tal por medio de una auto-enunciación. Hace tiempo hemos aprendido junto a Marx, la fundamental diferencia entre, por un lado, lo que los sujetos piensan y dicen de sí mismos, y por el otro, lo que realmente son y hacen. Por lo tanto, la crítica de nuestro tiempo latinoamericano es aquella que resulta inmanente a los antagonismos a través de los que se estructuran las contradicciones sociales fundamentales y en torno de los cuales las masas se organizan frente a sus adversarios para desarrollar la lucha de clases”.
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A distancia de ciertos planteos presentes en los debates intelectuales y militantes de inicios de este siglo, que concibieron la esfera estatal como un espacio de cooptación, desarticulación y subordinación de las fuerzas vivas de la sociedad (como perversión de las energías plebeyas organizadas de manera autónoma), este libro parte del punto de asumir que, en momentos de crisis, cuando las clases dominantes dejan un “vacío social” producto de su desarticulación circunstancial y, por ende, su incapacidad hegemónica, los Estados suelen emerger en los países de la región ocupando esa vacancia. Pero esta advertencia no coloca al autor en una posición –tal como, por otra parte, aconteció con frecuencia en años anteriores— de poner la pluma –o las teclas de la computadora, más bien– en función de respaldar teóricamente o con opiniones en la esfera pública las acciones u omisiones de un determinado gobierno, sino que insiste en señalar las limitaciones que todo gobierno que pretenda hacer ganar al Estado márgenes de autonomía frente a las potencias que rigen el mercado mundial encontrará si no se respalda, acompaña, incentiva los movimientos de la sociedad.
“La estatalidad no debe ser comprendida de manera autosuficiente, sino más bien en su vínculo con las masas, y por sobre todas las cosas, con sus mediaciones organizativas”, escribe Tzeiman, adelantándose en alguna medida en ciertos debates que acompañaron las coyunturas recientes, sobre todo en relación al rol que juegan (o deberían dejar de juagar) los Movimientos Populares, sobre todo aquellos de raigambre territorial, inscriptos en lo que desde hace años ya se viene denominando como economías populares.
“Creemos que para emprender y fortalecer un proyecto de desarrollo autónomo, democratizador y favorable a las mayorías sociales –continúa argumentando el autor– debe ser necesaria una construcción de poder político que tenga a las masas como sus principales protagonistas. Sin esa penetración de las masas y sus mediaciones organizativas en la esfera estatal (incluyendo en ello a la decisiva instancia de las fuerzas de seguridad), no resulta posible que un proyecto de desarrollo autónomo y soberano logre avanzar con éxito”.
Quizás aquí radique uno de los puntos neurálgicos del debate teórico-político de la actualidad: qué papel debe tener la sociedad en su movimiento, sus “mediaciones organizativas” en un posible proceso de cambio que no deje bacante, a su vez, una intervención en el ámbito estatal, buscando su transformación. “Pensamos que la vitalidad de la sociedad es un aspecto fundamental e irremplazable de cualquier proyecto de transformación social, sin la cual no hay tránsito hacia el Estado que sea viable ni proyecto en el Estado que resulte deseable” remata el autor.
Pueden descargar el libro de manera gratuita, en el siguiente link:
http://biblioteca.clacso.edu.ar/Argentina/iigg-uba/20210421035736/La-fobia-al-Estado.pdf