Esta derecha vital, esta derecha que no entendemos, esta derecha vecina, concreta, epidérmica, manija. Cocinada al calor del hartazgo, de la guita que no alcanza, de las ventas que bajan, de lo difícil que es volver cada noche, de los grupos de wasap para segundearse por los choreos en el barrio. Esta derecha llena de minas ninguneadas, de chabones que ya ni se pueden reir de lo que se reían, de doñas que nadie visita, de pibitas acosadas por los vagos del barrio. Derecha pura intuición, posteo, tele, mensajito que pregunta si llegaste bien.
A veces cruel, manija, linchadora y otras veces solidaria. Que se mueve en saberes concretos, afectivos, comprobables, corporales, de mercado. Derecha feria, patrullero, rotisero, doña, remiseria, maestra, guardiacárcel, refugiado. Derecha víctima de los pibes, de los bondis que no pasan, de los trenes que chocan, de los pillos, de los piquetes camino al laburo, de las jefes verdugos, del poder judicial clasista, de la política que no cambia nada, salvo de barrio, de auto, de pareja.
Esta derecha vital que tiene los fierros, los cuerpos, el odio y también el territorio. Que es avanzada y retaguardia. Esta derecha que crece, que se fortalece, que deviene razón de ser, que no necesita bajar a los barrios. No necesita unidades basicas, centros comunitarios, ni redes ficticias, radios comunitarias, ni militancias. Que no necesita andar explicando tanto todo. Ni pone especial atención en las palabras. Que cree en la justicia popular, esa justicia por mano propia tan expeditiva y redentora. Que necesita cortar con la humillación que sufre, que desconfía de los discursos largos, de los que siempre luchan, de los derechos humanos que nunca le llegan y de las cosas complejas que lo hacen sentir poca cosa.
Derecha desahogo, plantarse, macho, insurrección, runfla. Cooperativista harta de los jetones y de movilizar hasta tan tarde. Que sabe que las cosas son simples, que ya no confía en nadie, que se divierte con poco. Que sabe bien que estamos en guerra y que si tiene que tirar, tira. Esta derecha vital nos re cabio y todavía ni nos dimos cuenta.