Nuevamente ha llegado la hora.
Éste es un llamado a todos los escritores, a todas las escritoras, a todas las escrituras: a quienes trabajan los textos como piezas de relojería hipnótica para admirar y fascinarse; a quienes tipean textos que asedian; a quienes vomitan textos monstruosos e infames, desordenados y pantangruelicos. A los ignotos y los consagrados, a los profesionales y los aficionados.
Ha llegado la hora de escribir contra Macri.
Les ha llegado la hora.Es el tiempo de prestar las palabras que les fueron dadas. Tiempo de nombrar.
Hay una demanda, una tarea, una necesidad, transitando las calles, flotando en los balcones y los ranchos acobachados en el monte, arremolinándose en las esquinas. Nació el derecho a contar con las palabras justas para poder decir lo que pasa. Es la hora de los escritos de barricada, de las metáforas accesibles, de los textos escritos para quienes no saben leer.
Es tiempo de escribir sin obviedades pero sin vanidad. Sin medias tintas ni titubeos. Tomen las palabras por su empuñadura, desentierrenlas, y vengan en auxilio de los demás. Urge su presencia.
Ha llegado la hora de nombrar lo aún innombrable. Lo indecible. De detallar el horror, la miseria, la crueldad y la pena. De fortalecer la alegría y apuntalar la esperanza. De predecir lo inminente. De develar.
Ha llegado la hora de escribir contra Macri.
Es suya la tarea, escribidoras, escribidores, es suya. El futuro se juega en cada renglón.
Transitamos la incertidumbre. Está en juego el poder de decir, de señalar, de describir, de elegir los adjetivos. Está en juego la realidad.
Les exigimos que no nos libren al silencio, que no nos abandonen a la suerte de los predictivos y las enciclopedias usadas, a las explicaciones de los panelistas y las columnistas de televisión. Les exigimos que no nos obliguen a fotocopiar textos viejos.
Elijan el género como se eligen las armas para el duelo, escriban ahí donde se sientan mejor. Pero no renuncien, no abandonen la tarea, no huyan. No sean mezquinos, ni objetivos, ni cobardes, ni ajenos.
Es tiempo de ejercer el oficio como se ejerce la vida; como si todo dependiera del próximo respiro, del próximo latido, como si todo fuera a condición de querer estar vivo.
Ha llegado la hora de escribir contra Macri. Si no lo hace ustedes, otros, ellos, escribirán. Tomarán las palabras y ocuparán el lugar.
Este es un pedido desesperado, un ruego, una súplica, un rezo; una órden a la que nos autoriza el mutuo amor.
Ocupen su lugar en la trinchera, porque hay otras manos haciendo otras cosas también, cosas imprescindibles. A ustedes les toca ésta: escriban, escriban contra Macri, como se dispara un fusil o se cava el surco que detendrá la embestida del agua o del fuego.
Escriban con premura, con certeza, con desesperación.
Escriban contra Macri en todos los idiomas, en todos los dialectos, en todas las formas que les dicte el corazón.
Mi sueño, quizás el de muchos…
Desde muy chica, ver una villa miseria me provocaba. En mi imaginación aparecía el «adentro» de esas casitas precarias, hechas con palos, chapas y algunos ladrillos. Esas casitas estaban en el ingreso a Córdoba por la ruta nacional 19, que une Santa Clara de Saguier, mi pueblo natal en Santa Fe, con la ciudad donde vivía mi familia de sangre. Realmente yo trataba de imaginar, cómo esos niños y niñas como yo, entraban a comer, a dormir…a vivir allí. Mis emociones transitaban entre la angustia, el miedo…y la curiosidad.
El tiempo fue pasando y cambiamos la ruta de ingreso a Córdoba, y por varias décadas no las vi más. Sin embargo, nunca las olvidé.
Es a partir de esa visión descarnada y cruel de la miseria de unos, que fui construyendo mi sueño. Un sueño donde no existan excluidos. Donde la libertad se funde en poder ver qué no existen diferencias tan crueles y vergonzantes. La gran tarea es encontrar el camino para la concreción de ese sueño. También con el tiempo comprendí que mi sueño depende de decisiones políticas. De políticas. De acuerdos sociales. Con el tiempo ví, por supuesto, que esas casitas del ingreso a Córdoba por la ruta 19, no eran más únicas. Dentro de la misma ciudad de Córdoba, están y estuvieron…desde quizás, casi siempre.
Pasaron 50 años de lo que les cuento. Muchos. Los suficientes como para que algo haya cambiado para mejor… Y algo cambió. Algo. Pero falta mucho. Muchísimo. Quizás por los vaivenes de las políticas. Quizás porque en mis 55 años de existencia las decisiones políticas hicieran que en lugar de miles de casas dignas, aparecieran miles de mansiones… lejos de esas casas precarias, en otras «periferias» llamadas barrios cerrados o countrys.
Mi sueño se seguirá sosteniendo votando por políticas que redistribuyan el ingreso. Yo sé que mi sueño es posible. Es lo que me permite mirar de frente cuando me interpelan, cuando explico lo que quiero y lo que creo. Mi sueño se fundamenta en la unión y en una libertad alejada del individualismo.
Mi sueño de niña era que esos niños que veía trepar por barrancas, y entrar a casitas precarias, tuvieran una casa como la mía. Eso quería en el fondo de mi alma. Y hoy sigo queriendo lo mismo.
Por una sociedad sin excluidos.
¿Alguno de ustedes tiene un sueño parecido?
(Para mí esto es publicar contra Macri)
La unica manera es poder ahorrar y para ahorrar hay que eliminar la presion fiscal que flajela la inversion del individuo,no se puede mas regular o controlar lo inevitable, es necesario imitar a nuestro paises limitrofes
La unica manera es poder ahorrar y para ahorrar hay que eliminar la presion fiscal que flajela la inversion del individuo,no se puede mas regular o controlar lo inevitable, es necesario imitar a nuestro paises limitrofes
Quizás la crónica, de los tiempos actuales o anteriores, sea uno de los mejores géneros para escribir contra Macri.
Está muy bien argumentado y estoy de acuerdo.
[…] Fuente editorial https://lobosuelto.com/escribir-contra-macri-luciano-debanne/ […]