El libro de Nancy Rodriguez // Reunión, de Dani Zelko

Reunión, es la poética social del joven escritor Dani Zelko, en la intersección entre poesía y arte contemporáneo que trama un «conceptualismo afectivo». Dani, camina Latinoamérica, sin rumbo, conoce a algunas personas; las invita a escribir unos poemas; le dictan y les hace de escriba. Al otro día, los poemas se imprimen en libros. El escritor desconocido lee su libro en una ronda de 9 sillas en el lugar donde vive y regala los libros a sus vecinos. En la segunda parte del proyecto, Dani, elige un portavoz, por afinidad, para cada uno de lxs escritorxs; y los portavoces leen los poemas en voz alta en rondas de 9 sillas en otros pueblos y ciudades. Aquí, un adelanto para Lobo Suelto de «El libro de Nancy Rodriguez», una militante social de villa Garrote (Tigre). 
Todo lo que yo hice no es gratis

cuando te metés en política no es fácil.

Pero me fortaleció a full.

A veces iba caminando y me encerraban 2 autos,

o me mostraban una película donde secuestraban a alguien y me decían:

mirá, esto le puede pasar a tu familia también

y yo les decía, ya sabés donde está mi casa

en el medio del barrio

entrar vas a entrar

salir no sé.

Te voy a contar desde el principio.

en el 2001 cuando la crisis fue muy grande

se hizo el plan “más vida,”

se entregaba una ración de cereal y leche

a los menores de 5 años.

Primero era todos los días

después 2 o 3 veces por semana

y después se sacó.

Momento terrible.

Yo era comadre

censaba a las embarazadas del barrio y las ayudaba

a las embarazadas se les entregaba un ajuar

venía un camisón, apósitos, ropa interior

ropita para el bebé, algodón, alcohol.

Y al ver que la crisis avanzaba mucho

y que no había trabajo

las comadres nos juntamos

y armamos un comedor.

Armamos un grupo de 15 mujeres

y decíamos: “nada de política

sólo trabajar para la gente.”

Nadie, nadie tenía trabajo

menos las mujeres.

Los pocos que tenían algo ponían plata

para comprar menudos

y pedíamos comida en verdulerías y mercados.

Dimos a comer a 200 chicos en un principio.

Y luego también a las familias de esos chicos.

Funcionaba en un patio y en una piecita abandonada de una amiga,

hasta que mi amiga se enfermó y nos dieron en comodato un lugar.

Armamos una comisión

porque ya estábamos en todos lados

y la comisión decidió ponerme a mí de presidenta

yo acepté

me encantaba

tenía tiempo, no tenía trabajo

y no me cansaba nunca

de andar por el barrio y hablar con la gente.

Luego una organización donó computadoras viejas

y teníamos que hacer un curso de todo el día.

yo lo tomé

nos dieron 10 computadoras

y podíamos darle el uso que queríamos,

decidimos enseñarles computación a los chicos del comedor

gratis.

pusimos una escuelita de computación.

nadie sabía nada,

aprendíamos a tipear con un juego de globitos.

en ese momento empiezan a acercarse los políticos

ofreciendo alimento seco para el comedor,

les dijimos que no.

no los queríamos

para nada.

luego se acercó una organización, el FTV

y en una reunión nos comentaron

que todo lo que hacíamos era política,

que cada uno elije que política quiere desarrollar

que lo que hacíamos era una forma de política

y que ellos nos querían ayudar.

la verdad que ayuda necesitábamos

cocinábamos para muchos chicos y para nosotros,

había mujeres que se desempeñaban muy bien con la cocina

otras muy bien con la limpieza

otras muy bien con la organización

pero no había plata

no había plata.

uno de los referentes políticos de esa organización

nos dijo que nos bajaban de Nación

100 planes de 150 pesos.

Dijimos que sí,

y ahora había que aprender a dividirlos.

Me tocó esa responsabilidad como presidenta,

junté a todas las mujeres y les dije:

1 plan para cada una

y el resto se divide en el barrio por pasillos.

a cambio, todos tenían que hacer trabajos para el comedor.

los chicos que daban las clases gratis

ya tenían un sueldito de 150 pesos

la que cocinaba

ya tenía un sueldito de 150 pesos

la que sacaba la basura

ya tenía un sueldito de 150 pesos

la que limpiaba la verdura

ya tenía un sueldito de 150 pesos

la que salía a buscar comida para el comedor

ya tenía un sueldito de 150 pesos.

nos pusimos nombre

pasamos a llamarnos “Mujeres al frente”

con personería judicial nacional, provincial,

y reconocimiento municipal.

y en ese momento empezó a cambiar el país

empezó a aparecer más plata

y empezaron las esperanzas

porque el barrio es muy grande.

aparecen otros planes y vuelvo a reunir a las mujeres:

1 plan para cada una

que como ya tenían se lo daban a su mamá,

a su marido, a su abuelo

y el resto se divide por pasillo.

no me acuerdo cuántos planes eran

ponele 100 más.

y así como llegó la plata llegaron las asperezas

“yo quiero otro plan, yo quiero otro plan”

con la plata vienen los problemas

cuando no teníamos plata conseguíamos todo

ahora que había plata

se acababa el gas, se acababa la yerba,

y nadie sabía qué hacer.

¿cómo puede ser que cuando no había plata

podíamos juntarnos a comer

y ahora que hay

no podemos hacer nada?

es increíble pero pasa

llega la plata y empiezan las discusiones.

teníamos un bolsillo para comprar cosas.

cada uno daba 10 pesos de lo que cobraba

para comprar cosas para los chicos

y para comprar gas,

todos decían que no les alcanzaba para poner 10 pesos!

pero si antes tenían mucho menos y alcanzaba!

yo me puse fuerte

y como a algunas no les gustaba

que yo me ponga fuerte

empezaron a hacer rancho aparte

y empezaron a faltar.

me decían: no podés obligarnos

a poner plata si no queremos.

Y en medio de esas dudas y problemas

empieza mi vida en la construcción

ya era el 2009

y aparece el proyecto de urbanización

del barrio en el que nací.

la asociación Madres de Plaza de Mayo

necesitaba aliados en el barrio,

gente organizada

yo confiaba en nuestra capacidad de organizarnos

pero teníamos problemitas internos.

me contaron el proyecto y me encantó

vivienda propia!

lo que siempre se escuchaba

pero nunca llegaba hasta acá.

el referente de la asociación me dijo:

Nancy, esto necesita de mucho trabajo,

un relevamiento de todo el barrio

cuántos viven acá y cuántos no

cuántos están escolarizados y cuántos no

cuántos están vacunados y cuántos no

cuáles son los problemas más grandes.

me dijo que la construcción no iba a ser tradicional

“¿qué quiere decir eso?” le pregunté

“que no son casas de ladrillo y arena

son casas de paneles de telgopor”

“¿y qué, entonces nosotros qué vamos a ser

los ratoncitos de prueba? acá la gente

nos va a colgar a vos y a mí!”

“no Nancy, este sistema es bueno,

antisísmico, acústico, durable

se está haciendo en varios lugares del país

es un sistema italiano

se llama MD2, Emedul.

Me trajeron libros donde estudiar el sistema

me mostraron videos

fui de visita a lugares donde se estaba usando

como el Elefante Blanco, Ciudad Oculta

Piletones, Castañar,

y me encantó

me encantó

compré. compré con todo,

me adueñé del proyecto de mi barrio

y empezó el trabajo a full.

no estaba nunca en casa

y los jefes de la casa, mis hijos y mi marido

empezaban a pasar facturas.

los senté y les dije:

“a partir de ahora, este es mi trabajo

por mucho tiempo, esta va a ser mi forma de vida.”

y ahí empezó un camino largo

mi marido empezó a acompañarme

y hoy él y mis hijos son tan locos como yo.

Un día llegan las Madres al barrio

-yo ya tenía toda la previa hecha-

y me dijeron que necesitaban una persona

que sea la referente de Madres en el barrio

y que me querían a mí.

como primer paso iban a inscribir

a gente que quiera trabajar

160 personas para empezar

50 mujeres y 110 hombres.

nadie creía que de verdad

iban a dar trabajo

nadie creía en nada

nunca nadie nos dio nada,

se anotaban en la lista sin creer.

me dieron una semana para tener el listado,

era muy poco tiempo, así que mentí

empecé a anotar a mi abuela, a mi tía

a amigos que ya tenían trabajo

cualquier cosa con tal de que me acepten el proyecto.

llegué a 62 mujeres y 100 hombres.

ahi hubo una segunda reunión, y me dijeron:

en esta primera etapa vamos a emplear a 20.

en la planilla yo tenía que completar

nombre, DNI, datos, y también

“historia de vida.”

perfecto.

En mi proyecto yo iba a tener en cuenta

a las mujeres que trabajan en la calle

a las prostitutas

a los adictos a las drogas

a los que tenían antecedentes penales

a los que tenían problemas de salud,

esos casos eran las prioridades para mí.

Antes de terminar la primera lista

llegó un día un hombre en un auto gris.

Me acuerdo perfecto de la escena del auto

esa imagen me marcó.

el hombre me dijo: necesito urgente

2 personas de día y 2 personas de noche

para que cuiden el predio.

El sueldo eran 700 pesos.

era un montón.

Metí a Lalo que tenía

una herida en el hombro y no conseguía trabajo

metí a Carlos Figueroa que debía

una cuenta enorme en el almacen

y no sabía cómo la iba a pagar,

metí a Pedro Godoy, que se había separado

y tenía 7 hijos y no tenía trabajo,

y a Alejandro Chevaste, que tenía una nena

que tenía una válvula en la cabeza

y estaba sin trabajo.

Los reuní a los 4 y los organicé

fuimos al predio a hacer café

y tiramos un cable para que tengan luz.

iba ahí a la noche y cocinábamos,

yo no sabía lo que iba a pasar

se notaba que ese proyecto era una prueba piloto,

no tenía ningún dato, ningún teléfono de nadie

pero yo confiaba.

Al mes justo, apareció el hombre del auto gris

con el sueldo de los 4 hombres

y todos los papeles para bancarizarlos,

pasaban a estar efectivos.

El hombre me dijo: Nancy

ahora necesito una cocinera,

les vamos a mandar alimento y carne

para que puedan comer.

Le dije que estaba bien

pero que mande también carne y gas para el comedor

que era lo que yo más necesitaba.

Así fue.

yo todavía no tenía sueldo

pero seguía organizando.

busqué a Silvia Leiva, la mujer de un sereno,

el de la cuenta en el almacén

a ella le encantaba cocinar.

Estos 4 hombres y Silvia no tenían planes

había tratado de anotarlos

pero no habían salido.

El auto gris desapareció de nuevo

pero sabíamos que al mes volvería.

Al otro mes, la cocinera también estaba en blanco,

las cosas estaban pasando.

Pasó otro mes y llegó el auto gris

y el hombre me dijo: Nancy

llegó el momento,

necesitamos el listado de 20 hombres

para empezar la obra.

Todos hombres.

“Y yo cuándo voy a entrar?” le dije

“Ahora.”

Armé la lista,

de los 20, 15 tenían problemas de adicciones

y 5 eran albañiles y jefes de hogar.

la droga se estaba apoderando de mi barrio

yo tenía el ojo ahí

en el comedor les daba comida pero eso no alcanza

yo creía que si les daba trabajo

la droga iba a retroceder.

No, no lo creía, lo sabía.

y fue así.

Reuní a los 20 en el comedor

y les di una charla de ingreso.

La mayoría eran adictos,

el lunes había que hacer las pruebas

y en el medio había viernes, sábado y domingo

y ya sabés cómo son los fines de semana y los adictos.

Les dije: chicos, yo mentí por ustedes

me estoy jugando este proyecto por ustedes

podemos tener una vida diferente

tener una casa, un trabajo, un plato de comida.

Ellos me decían, si nunca nos dan nada

nunca nos dan trabajo ni nada

porque somos adictos y somos de la villa

y yo les dije: bueno, hola

la oportunidad es esta,

vengan conmigo.

Había 2 que me decían, “Nancy

yo no sé si voy a poder…”

Yo les dije, bueno

quédense estos 3 días a cuidar el comedor conmigo.

Yo me quedaba de serena a la noche con mi marido

porque si no me robaban todo,

a él no le gustaba

porque se levantaba muy temprano para ir a trabajar

pero me bancaba mis locuras.

Y decía: “ahora encima tenemos que ir a dormir

con estos drogadictos para que no se droguen!”

yo le dije: “hacelo por mí, son 3 días

hasta que estén los análisis.”

Y llegó el día de los análisis

y llegamos todos puntuales

nos hicieron los estudios en capital

y salieron todos bien

todos fresquitos, limpios

las cosas estaban pasando.

Todo parece muy lindo

pero en el barrio me decían:

“¿ahora hay que ser drogadicto y chorro

para que me den trabajo?”

y yo los enfrentaba y les decía:

“qué! qué me dijiste?

él lo necesita, él está desintegrado

estas personas nos necesitan!

ayudémoslos y en las próximas listas

nosotros vamos a entrar”

Yo iba de frente.

De nuevo apareció el hombre del auto gris:

“Nancy, hiciste todo al revés

esta no es la gente que te pedimos”

“Sí, es la gente que me pidieron

porque son los que más lo necesitan

y nosotros trabajamos por los que más lo necesitan”

“es verdad, vamos a arrancar”

El primer día todos tenían su ropa nueva

casco, pantalón de grafa, botines de seguridad

protectores auditivos, gafas y guantes,

estaban hermosos

era tan lindo verlos ahí

algunos no sabían ni para qué servían las herramientas

nunca habían trabajado.

Empezamos a cercar el predio

armamos un pañol, que es donde están las herramientas

a armar un comedor nuevo

porque el de Mujeres al Frente ya no daba abasto.

Me pidieron una cocinera más

Llamé a Karina Gramajo pero estaba embarazada,

ella era una de las grandes colaboradoras.

Me dijo que se lo de a otra persona.

Hablé con mi papá porque mi padre me insistía

de que alguien tenía que acompañarme

que alguien de la familia tenía que estar conmigo ahí.

Me sentía un poco observada

con mi mamá cocinando en medio de ese lugar.

Ya habían pasado años y años

ahora estamos en 2009

y la obra estaba empezada.

Ya tenía trabajo en blanco

mi primer trabajo en la construcción

mi recibo decía: ayudante de albañil

yo pensaba que ese era mi trabajo,

fue un año después que me di cuenta

que mi rol era otro.

Una vez me dijeron, Nancy ya es hora

de que tengas un escritorio, una oficina

vos te pusiste la camiseta desde el principio

vos confiaste en nosotros

vos tenés mucho que ver con todo esto.

En ese momento, mi casa no tenía piso

llueva o no llueva, se me llenaba de agua,

las casas de algunos vecinos eran de nylon,

los de Madres me decían: “agarren materiales de la obra

háganse una casa de material,”

yo les decía: “no, ustedes den trabajo

y con el trabajo

nosotros vamos a comprar lo que necesitemos.”

Avanza la obra.

Teníamos un jefe de obra que se llamaba Alejandro Oregueira.

No me voy a olvidar nunca de ese nombre.

Era tan machista.

“¿Cuándo vamos a hacer entrar más mujeres?” le preguntaba

“si fuera por mí nunca” me decía

“bueno, por suerte no depende de vos,

este lugar va a estar lleno de mujeres

vas a ver”

le decía “buen día” y no me contestaba

“buen día,” le decía más fuerte, y no contestaba

y al final le gritaba “buen día!!!!!!”

Bueno, empezó la segunda etapa

segundo listado de ingresos

creo que eran 30.

Una de las mujeres del grupo me acompañaba mucho

pero el marido no la dejaba.

Yo la pasaba a buscar cuando el marido se iba a trabajar

y la tenía conmigo.

yo le decía, “tené paciencia

el trabajo tarda pero llega.”

El jefe de obra seguía que no, no, no, no mujeres.

Pero hablé con el hombre del coche gris

y me dijo: “tomala! la responsabilidad de tomar gente es tuya.”

“y qué va a hacer?

el jefe de obra no quiere a nadie más”

“tu secretaria”

“y qué le digo a él?”

“hola, te presento a mi secretaria”

Me dieron el OK y le dije eso:

“a partir de hoy ella empieza a trabajar con nosotros”

“cómo”

“eso”

“y quién la tomó?”

“yo.”

Un día un muchacho de seguridad

un chico muy jovencito que venía del Elefante Blanco

me preguntó: “y la encargada de acá?

“el jefe de obra?”

“no, me mandaron a hablar con una mujer

que es la encargada de todo eso”

yo le dije “no, no hay”

“dejame que voy a hacer una llamada…

vos sos Nancy?”

“sí”

“bueno, la encargada sos vos, te voy avisando.”

Yo todavía no lo sabía,

tomamos un mate con él y me contó que se decía

que yo era la encargada de 3 obras

que se estaban haciendo en Tigre.

“Después del jefe estás vos.”

Yo llegué a mi casa y estaba en la luna

no entendía qué tenía que hacer.

Ahí llamé al hombre del coche gris,

me dio buenos consejos

yo no me estaba dando cuenta la magnitud que tenía todo

para mi todo era familiar

mates, charlas, comedor, trabajo,

armar una mesa grande en el predio

comer empanadas

eran momentos muy lindos, muy amigueros.

Seguía creciendo el número de obreros

de seguridad y de cocina.

Ingresó Karina, que ya había tenido a su hija

cocinaban para mucha mucha gente

la nombré a Karina coordinadora.

Para ese momento ya estaba todo desmontado

rellenado, prensado

la superficie ya estaba compacta para empezar a edificar.

Yo era la encargada de seguridad,

la encargada de cocina de todo el barrio

y la encargada de personal

y no lo sabía

no me daba cuenta.

Empiezan los edificios

los obreros tienen obra social

tienen un sindicato

y empieza la etapa en la que entran más mujeres.

Entraron 20 mujeres.

Eran más chiquitas las listas de las mujeres

que las listas de los hombres,

te imaginarás por qué.

Entraron y el jefe de obra las tuvo

horas y horas debajo del rayo del sol,

era el primer día recién y ya una me dijo: “Nancy, renuncio”

les había bajado la presión

se sentían débiles.

Las reuní en el comedor

les di agua

y les dije que me esperen.

Me fui a la oficina del arquitecto,

ya me conocen enojada,

empujé a los de seguridad y le dije

vamos a tener una conversación a solas

el arquitecto y yo.

Le dije: “las mujeres

no van a trabajar más en estas condiciones,

sin agua y bajo el rayo del sol.”

“Si no quieren trabajar que renuncien”

“sí quieren trabajar, pero no de esta forma,

les ponés ya mismo una media sombra y un dispenser.”

Me dijo que no.

Le dije que las mujeres iban a seguir yendo

y que les iba a tener que seguir pagando

pero que no iban a mover un dedo

hasta que no estén las condiciones necesarias.

Al otro día apareció la media sombra

el primer dispenser

un freezer para hacer hielo

y una heladera de 4 puertas,

y aparecieron también los zonales de UOCRA

a preguntar por qué las mujeres habían parado

sin avisarle a los delegados del sindicato.

Entonces les dije: “yo no sé quiénes son ustedes

pero están acá adentro

porque yo les permití pasar

y mientras yo esté acá

ni vos ni nadie me va a decir

cuándo puedo parar y cuándo no,

vamos a parar las veces que sea necesario

hasta conseguir las condiciones que merecemos.”

Ahí conocí a UOCRA.

me dijeron: “lo que usted está haciendo

es defender los derechos de los trabajadores.

Nosotros somos la Union Obrera de la Construcción

de la República Argentina.”

“Usted está afiliada?” me preguntaron

“A partir de ahora sí,” les dije

una vez que habían cambiado su forma de hablarme

y empezaron a reconocer nuestro trabajo.

Y ahí conocí al sindicato

y me incorporé a la familia de UOCRA.

Empezaron a llegar delegados a la obra

ya estaba la presencia del sindicato

ya no era yo sola la que peleaba.

Fue avanzando la obra y las mujeres también

las mujeres fuimos aprendiendo oficios

y nos convertimos en jefas de hogar,

manteníamos nuestras casas.

Te cuento una anécdota,

mi hermana quería trabajar

“cuándo me vas a hacer entrar?” me decía

“pará gorda, hay otros que lo necesitan más”

ella era la mimada de mis papás

nunca le faltó nada

“siempre preferís a los demás” me decía.

Bueno, la hice ingresar

nunca había trabajado en su vida.

Le tocó empalmar los paneles con alambre y tenaza.

Tenía las manos inflamadas, cortadas

lastimadas, llenas de ampollas

y me decía “gorda, sacame de acá

no puedo ni mover las manos”

y yo le decía “toma ibuprofeno y seguí trabajando,

eras vos la que quería trabajar.”

Me dolía el alma de verla llorar pero yo sé

que tenemos que ser todos iguales.

Pasaron los días y mejoró

le agarró la mano

y una vez que aprendió la mandé a pintura.

aprendió a pintar con soplete,

aprendió a enderezar puertas,

aprendió… ay!

me salteé la parte de cómo entró mi marido!

casi me mata!

mi marido trabajaba en un astillero por acá

pero yo quería que trabaje conmigo

era un momento demasiado lindo

tenía que estar ahí

era muy difícil, es verdad

había que pelear por todo

pero era un momento importante y se sentía.

Hablé con el jefe de obra y me dijo, “lo tomamos,

necesitamos un herrero.”

En su trabajo él hacía buques

era una fábrica que habían hecho los militares

funcionaba como centro de detención,

hubo muchos desaparecidos ahí,

y yo de repente estaba trabajando

con las Madres de Plaza de Mayo,

mirá cómo se mezcla todo…

cómo se mezcla, no? qué loco.

Renunció al astillero y fui a hablar con el jefe

y me dijo “ah no, al final, por 2 o 3 meses

no va a haber trabajo”

así de guacho era.

Mi marido me quería colgar, de verdad.

Empezó a venir igual, a tomar mate.

Vino el hombre del auto gris un día y preguntó:

“y qué hace este vago acá?”

(sabía que era mi marido.)

Le conté todo y le dije que el jefe no lo quería tomar

“y tomalo vos!” me dijo.

“y qué lo pongo a hacer?”

“no sé, vos sos la encargada”

y le dijo a mi marido “macho,

en tu casa mandarás vos

pero acá manda ella.”

Y ahí empezó a trabajar.

era un equipo bien delirante

los chicos de seguridad eran ex presos

nosotros estábamos cambiando eso de a poco

con trabajo lo íbamos cambiando.

Una vez suspendí a uno de ellos por 3 días.

Sacó su arma y me apuntó y me dijo:

“si me suspendés te pego un tiro”

le dije: “si me pegás un tiro estás suspendido por 5 días.

Y además acordate que vas a ir en cana de nuevo

y me vas a tener que pagar

y vas a tener que dejar de ver a tu hija.”

Se puso a llorar y me abrazó,

todo se arreglaba así, hablando.

“y ahora andate,” le dije, “tenes 5 días de suspensión.”

….

Mi nombre es Nancy Rodriguez, nacida el 20 de enero de 1974 en Tigre, Barrio Almirante Brown, más conocido como Garrote, un barrio de emergencia encerrado entre paredones. Esposa y madre de cuatro hijos, tres vivos y uno fallecido. Abuela de dos nietos de parte de mi hija mayor y una nieta de corazón de parte de mi hijo. Soy la mayor de tres hermanos. Tengo primaria y secundaria completa. La secundaria la terminé con el plan Fines. Soy referente de barrio. Metas y sueños no tengo, porque quiere decir que hay un lugar al que llegar. Y yo sólo quiero seguir y seguir.

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