Carlos Pagni cita hoy a León Rozitchner en su columna del diario La nación: «A Milei y sus colaboradores les cabe lo que León Rozitchner explicaba de los intelectuales de Contorno: “No éramos peronistas. Éramos anti-antiperonistas”. El anti-antiperonismo y aún el anti-antikirchnerismo es una línea invariable del discurso que La Libertad Avanza hace circular por las redes sociales».
Es verdaderamente extraño encontrar una referencia a Rozitchner y a la Revista Contorno en un periodista de la derecha liberal-conservadora argentina. La cita es tan exacta -«Éramos anti-antiperonistas»- que aún resulta orientadora de una posición intelectual: ese anti-antiperonismo fue un posicionamiento de radical antigorilismo, que apuntaba a concretar una cita perdida entre una clase trabajadora orientada por un líder nítidamente no izquierdista y una izquierda que apuntaba a confluir críticamente con ella en la experiencia de un enemigo en común.
Más allá de la clara inversión ideológica, la cita pierde algo de su precisión cuando se la aplica para entender las actuales pugnas fraccionales de la derecha: LLA tiene mucho de anti-kirchnerista, y de antiperonismo. Es muy posible que ese «anti» no sea caricaturalmente gorila al modo del Pro. De hecho, hay signos de que LLA tiene -aunque le duela al Turco Asís- un alma «menemista», con la que sueña tomar al peronismo desde la derecha. Si un día ese «anti-anti» funcionase realmente, tendríamos -posiblemente, improbablemente- una nueva hegemonía de derechas.
Lo que resulta estremecedor, en cambio, es el destino de las metáforas políticas del siglo XX argentino, anodinas para las diferentes fracciones de la izquierda y del peronismo progresista -que parecen declararse como aniquiladas intelectualmente en un momento dramático de desafíos extremos- y fuente de recursos retóricos y de prestigio para unas derechas que se declaran en ofensiva permanente. Como si el archivos vivo de nuestra historia hubiese quedado librado a un estado disponibilidad sin disputas interpretativas.