Desilusión sin ilusión // Agustín J. Valle

Este gobierno logró desilusionar incluso a quienes no se habían ilusionado.

Fue tan pobre el delarruismo peronista que casi ni puede usarse un término másico como traición. Pero sí que se apoyó en un caudal de deseo, de ánimo y cuerpo movilizados, que fue la fuerza que resistió y derrotó al macrismo, y luego operó contra la movilización, desde el mismísimo día siguiente al histórico palizón de las PASO del 19. Por supuesto, la desmovilización no se determina solo desde arriba; requiere la ‘delegación del estado de ánimo’. Ser seguidores o consumidores de la fuente de intensidad, de alegría, de, en vez de afirmar que toda creación libidinal nos tiene en su centro, que instauramos intensidades habitables y subjetivantes.

Y la propia Cristina termina -ahora al menos- apoyando al ajuste y el programa del FMI (triunfazo de Macri como agente del capital, dejarnos atados), y no habría que sorprenderse tampoco si apoyara a Massa para -seguir como- Presidente (mal que a Bergoglio le pese -y por cierto, quizá sea por la tirria del Papa que Grabois lo desprecia tanto). Un peronismo, si acaso, con Espíritu cristinista (o crístico) y Cuerpo (Oikonomia) de Massa (masa). Ella en tanto que figura del sistema político, es decir, no ella en tanto que figura enlazada a la movilización social, no tiene fuerza disidente alguna -ningun partido ni fragmento del sistema político representacional en cuanto tal tiene por naturaleza fuerza alguna para luchar con el statuo quo, con el ‘poder real’. Solo una fuerza social, multitud común movilizada, hace fuerza efectiva contra el acumulado histórico de los privilegios naturalizados. Si no se asustan un poco las elites, ¿por qué van no ya a ceder, sino a limitar su infinita voracidad?

No sin algo de farsa trágica, aún en los años felices el kirchnerismo “quemó” tópicos de la agenda progesista, implementándolos con precariedad neoliberal, pero sí crispando a la reacción ante la alharaca cultural. Dicen que los mega-garcas del Llao Llao jugaron a quién votarían a Presidente, y de 60 votos Milei sacó tres. Claro: él se dirige a la clase trabajadora.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.