Desierto y resistencia Una comunidad beduina y un proyecto de ecoturismo en la Palestina ocupada. // Jessica García

“No  te preocupes, nosotrxs nos vamos a quedar aquí por siempre”. Esto fue lo que me dijo Jameel mientras me contaba que su comunidad estaba siendo vigilada diariamente desde hace varios días por la policía israelí.

Jameel vive en Sateh Al Bahar[1], una comunidad beduina en el desierto de Cisjordania, al sur de Jericó y de camino a Jerusalén, a pocos kilómetros del asentamiento israelí Mitzpe Jericho[2]. Allí viven 16 familias, alrededor de 80 personas, de las cuales casi la mitad son niñxs. El área donde está asentada la comunidad ha sido declarada zona de fuego por las autoridades israelíes. En consecuencia todas las familias que allí viven han recibido órdenes de demolición o desalojo, incluso el jardín de infantes.

Como en la mayoría de las comunidades del Valle del Jordán, en Sateh al Bahar las familias no tienen acceso a la red eléctrica, razón por la cual se ven obligados a utilizar paneles solares que sólo alcanzan para abastecer de energía a unos pocos artefactos.

A metros de donde está asentada esta comunidad, la empresa israelí de agua Mekorot[3] está construyendo un pozo, otro más en la Palestina ocupada. En la comunidad no saben a quiénes proveerá de agua ese pozo, pero seguramente no será a Sateh Al Bahar[4].

Al igual que otras comunidades beduinas del Valle del Jordán y de Jerusalén Este, Sateh Al Bahar está afectada por uno de los planes de relocalización del gobierno israelí. Sí, el gobierno israelí tiene tres planes para relocalizar a las comunidades beduinas, tres planes para obligarlas a dejar su propia tierra y  hacinarlas en ciudades, acabando con su forma de vida[5].

De acuerdo al último informe de la agencia de Naciones Unidas de Coordinación de Asuntos Humanitarios (UNOCHA por sus siglas en inglés), son 46 las comunidades beduinas que están en riesgo de desplazamiento forzoso debido a los planes de relocalización del gobierno israelí[6].

Sin embargo, ante esta situación las comunidades siguen resistiendo. Es el caso de Sateh al Bahar, donde hace tres años decidieron comenzar a desarrollar un proyecto de ecoturismo[7]. De este modo quieren mostrarle al mundo quienes son lxs beduinxs, su modo de vida y su relación con el desierto, pues los beduinos no viven en el desierto sino que forman parte de él.

A través de este proyecto la comunidad recibe anualmente alrededor de unas mil personas de diferentes países a quienes les cuentan qué es lo que está sucediendo en Sateh al Bahar, pero también en Cisjordania en general, pues los problemas que estas familias enfrentan se repiten alrededor de toda la Palestina ocupada. Por ejemplo, Ein Ad Duyuk, otra comunidad beduina cercana a Jericó, sufrió en el mes de septiembre la demolición de nueve casas bajo el argumento de la falta de permisos de construcción. Las familias que allí vivían no pudieron sacar absolutamente nada antes de que sus casas fueran demolidas.

En 2016 el Comité Especial Encargado de Investigar las Prácticas Israelíes que Afecten a los Derechos Humanos del Pueblo Palestino y Otros Habitantes Árabes de los Territorios Ocupados presentó su informe ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Allí se afirma que “el traslado forzoso en un contexto de ocupación a falta de un consentimiento libre, previo e informado de los interesados está prohibido a título de infracción grave del Convenio de Ginebra[8] y hace temer por la posibilidad de desalojos forzosos y destrucción de la propiedad privada en incumplimiento de las obligaciones que corresponden a Israel conforme al derecho internacional humanitario y el derecho de derechos humanos”[9].

En 2017 el relator especial sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, Michael Lynk, presentó su segundo informe en el cual hace referencia al crecimiento de los asentamientos israelíes en los territorios ocupados. Allí sostiene que según la organización israelí Paz Ahora “desde comienzos de 2017 ha habido licitaciones para la construcción de 2858 unidades de vivienda, un aumento considerable con respecto a 2016 (42 unidades de vivienda) que supera los datos registrados durante, por lo menos, los últimos diez años”[10].

No obstante el conocimiento de todas las acciones llevadas a cabo por Israel tendientes a forzar el desplazamiento de la población palestina, y después de 50 años de ocupación, este Estado continúa sin ser sancionado por la comunidad internacional. Todo lo contrario, Israel sigue avanzando en dichas acciones, sigue ocupando impunemente un territorio que no le pertenece. Sólo queda en las comunidades palestinas seguir resistiendo, seguir permaneciendo en la tierra que les pertenece y mostrarle al mundo lo que allí sucede.

[1] Visité Sateh al Bahar como acompañante ecuménica del Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel (PEAPI o EAPPI por sus siglas en inglés). Más información sobre el programa en: http://americalatina.peapi.org/ o https://eappi.org/en Las opiniones aquí vertidas son solamente responsabilidad absoluta de quien escribe.

[2] “La población de colonos de la Zona C de Cisjordania y Jerusalén Oriental se ha duplicado desde los Acuerdos de Oslo, hasta superar las 594.000 personas (incluidas las 208.000 estimadas en Jerusalén Oriental) a finales de 2015, repartidas entre unos 130 asentamientos y 100 asentamientos de avanzada” (Informe anual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos e informes de la Oficina del Alto Comisionado y del Secretario General. Asentamientos israelíes en el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Oriental, y en el Golán sirio ocupado, 2017. Pág. 4). Ver informe completo en: http://www.un.org/en/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/HRC/34/39&referer=http://www.un.org/es/documents/index.html&Lang=S

[3] En 1982, la infraestructura hídrica de Cisjordania controlada por el ejército israelí se dejó en manos de Mekorot, la empresa nacional de suministro de agua de Israel. Mekorot administraba en 2009 unos 42 pozos en Cisjordania, principalmente en la zona del valle del Jordán. Estos pozos abastecen en su mayor parte a los asentamientos israelíes. Vende algo de agua a las empresas palestinas de suministro de agua, pero la cantidad que puede vender la determinan las autoridades israelíes, no Mekorot (Amnistía Internacional, 2009). informe “Israel y los Territorios Palestinos Ocupados: aguas turbulentas, .negación del derecho de acceso al agua a la población palestina”, disponible en: https://www.amnesty.org/es/documents/mde15/027/2009/es/

En 2014 se dio a conocer la intención de la empresa israelí de instalarse en territorio argentino, a partir de un acuerdo con el gobierno de la provincia de Buenos Aires durante la administración de Daniel Scioli. Sin embargo, dicho ingreso no se pudo concretar debido a las denuncias  y protestas de organizaciones de la sociedad civil que se pronunciaron en contra del mismo (BDS, 2014). Ver más en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182416

[4] “Los israelíes consumen al menos cuatro veces más agua que los palestinos que viven en los Territorios Palestinos Ocupados. El restrictivo suministro de agua a la población palestina por Israel no permite cubrir las necesidades básicas de la población palestina ni supone una distribución justa de los recursos hídricos comunes” (Amnistía Internacional, 2017). Ver informe completo en: https://www.amnesty.org/es/latest/campaigns/2017/06/israel-occupation-50-years-of-dispossession/

[5] Los tres planes de relocalización son: Al Jabal Occidental, Nweima y Fasayil, el primero al sur de Jerusalén, el segundo y el tercero en el centro y norte del Valle del Jordán respectivamente (UNOCHA, 2014). Mapa disponible en: https://www.ochaopt.org/content/plan-progresses-transfer-bedouin-communities-central-west-bank

[6] UNOCHA (2017). 46 Bedouin Communities at Risk of Forcible Transfer in the Central West Bank: A Vulnerability Profile. Disponible en: https://www.ochaopt.org/page/46-bedouin-communities-risk-forcible-transfer-central-west-bank-vulnerability-profile

[7] Sahari Desert Eco Tourism. Ver más en: https://www.facebook.com/SahariDesertEcoTourismPalestine/

[8] IV Convenio de Ginebra relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra.

[9] Asamblea General de Naciones Unidas (2016). Informe del Comité Especial Encargado de Investigar las Prácticas Israelíes que Afecten a los Derechos Humanos del Pueblo Palestino y Otros Habitantes Árabes de los Territorios Ocupados. A/71/352. Página 11. Disponible en: https://documents-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N16/266/63/PDF/N1626663.pdf?OpenElement

[10] Asamblea General de Naciones Unidas (2017). Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967. A/72/556. Pág. 5. Ver informe completo en: http://www.un.org/en/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/72/556&referer=http://www.un.org/es/documents/index.html&Lang=S

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