De Guernica y Facundo casi nada // Diego Valeriano

El régimen de la opinión domina nuestro estado de ánimo. Somos gatos del algoritmo, comentadores de nuestra vida cotidiana, comprometidos haters, catadores de ideología ajena. Decimos todo, no dejamos pasar una. Etiquetado frontal, cumple de Charly, la carta de la jefa, la desaparición de Santiago, el FMI, la cuarentena, cualquier cosa del Diego: el cumple, la serie, la muerte. Cualquier cosa del Diego sirve para mostrar nuestro plebeyismo, para que nos lluevan likes, para sonreírnos, para que nos crean piolas. Pero del aniversario del violento desalojo de Guernica y de la desaparición de Facundo Astudillo Castro no, casi que no decimos nada. Casi que Berni no se lo nombra. Ni hashtag, ni tendencia, ni una nota, ni cancelación, ni militancia. Agradecemos vacunas, recordamos a Nestor, nos reímos de Tetaz, defendemos el control de precio, entendemos lo de Manzur, insistimos con la expropiación de Vicentín, decimos que se corran que estamos gobernando, elogiamos a Putín, puteamos a Macri, medio que hasta opinamos de los mapuches,. Nos preocupa Milei, hablamos de derechas, de su ascenso, de qué no son tan nuevas, pero del desalojo de Guernica y Facundo, no. Acá casi nada, acá silencio. Ni un retuit, una compartida, una megusteada, nada. No fue Berni, ni Axel, ni quemaron ranchos, ni encubrieron a la gorra, ni hicieron el trabajo sucio de los dueños de la tierra. Silencio, ni un posteo, ni nada que decir.

 

Foto Agustina Byrne. 

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