Que tienen en común «la cueva» y Bailarinxs de Civil…o más bien en qué pueden hacer máquina…dialogar, “contagiarse”.
Ambas funcionan como excusas. Ni un libro sobre bingos ni un grupo de danza…Ambos invitan a un desplazamiento…a pensar las vidas, lxs cuerpos y los afectos. A moverse del lugar común y ensayar otros modos de decir. Modos expresivos que son tanteos…investigaciones.
“Los pulmones tenían un ritmo y el corazón tenia otro ritmo. Entonces empecé a prestar atención a eso, como descoordinaciones que funcionan”
(Intervención de una asistente al seminario de Movimiento de Bailarinxs de Civil)
La cueva le habla al lector y lo interpela. Convoca a un “ustedes” que sabemos no es uno…pero hacen uno al leerlo. Así Bailarinxs piensa sus interlocutorxs…no un público espectador. Poner los cuerpos en la calle, irrumpir en una plaza del barrio a mover los culos invita a hacerse cargo de eso que también sentimos. La cueva nos habla…
“Ustedes, los jugadores esperan ser testigos y protagonistas de una transmutación mágica”
(Andrés)
Y los cuerpos hablan…y hablan de los espacios en que circulan, la corporalidad expresa estados de ánimo…y deseos. Para Andrés, el “Territorio es conjunción de cuerpos y entornos”. En la cueva hay un registro minucioso de esa circulación y conjugación, estar solos, en fila. Reptar. Moverse. Repetir. Calcular. Hacerse una escapada- salirse por un rato de la rutina garronera del laburo o la familia (al bingo se puede ir en cualquier momento del día de 10am a 7 am, aclara)- . encontrar el hueco en el día. Pispear. Moverse. Detenerse. Andrés lee lo que le pasa al cuerpo ahí. La tensión, la adrenalina, la posición que se adopta, la contracción de los músculos y nervios irritados. Estar cebado, imantado, desenchufado.
“Apilados uno a otro espalda con espalda. se arman hileras que reptan por la sala”
(Andrés)
Ranchar en lugares. Moverse. Ranchar en otros lugares. Moverse porque no entramos, moverse porque hace frío, porque hacer calor, porque manijas. Ranchar en lugares. Tomarse una birra. Ponerse las pestañas, las redes y el glitter. Moverse. Patear la calle juntas.Tomarse una birra, fumar un porro. Moverse. Ranchar en lugares y volver a moverse.
(Bailarinxs de Civil. Escritos delirantes.)
Dice Andrés sobre los bingos: Hay una multiplicidad de cuerpos que los vuelven interesantes…espacios policlasistas de géneros y generaciones. Ahí donde convive lo múltiple…aparece una potencia común. Ahi esta bueno meter una distinción. Mientras que en algunos espacios estamos solxs, (La cueva captura y lee esas soledades) las ranchadas se inventan, y se vuelven espacio donde traficar experiencias y a la vez…terapéuticas piolas. Transmutaciones del dolor, de lo que la ciudad hace en nuestros cuerpos en una forma expresiva artística- ¿Serán apuestas, intensidades que le hacen frente a esa soledad?
El trance entre el jaque y la composición común-intima. Cruces y cortes. Revueltos de agarras-garras, vueltas en espiral que agitan libertades. Atención flotante, convocatoria abierta. El par expulsión-invitación que nunca es del todo claro, más bien es indefinido. Lo indetermina el espacio y el tiempo. Hasta el gesto que se dona –una mirada, una lengua afuera- es una forma de encuentro. No HAY, siempre está siendo. Se abre y se entrena la percepción. Aparece el sonido y suma complejidad, más los objetos como guiños o herramientas. La violencia se va resignificando, se cuestiona, se reapropia, se transforma en pura investigación. ¿Qué violenta una caricia en medio del tumulto?
(Bailarinxs de Civil. Escritos delirantes.)
Manijeos que no son para otra cosa que para. despabilarnos…hacer usos piolas del tiempo…activar movidas que nos levanten y suspendan la quemazón por un rato….
“Estamos manijeando fuerte porque volvemos a salir al barrio, a bailar unas cumbias Vos tambien estas manija y la queres ver, queres venir a moverte con nosotres, Venite porque carnaval, porque manija, porque es sábado, tempranito justo para la previa”.
(Bailarinxs de Civil. Escritos delirantes.)
El tanteo…Tanteamos como movernos en un bingo, pispeamos que está pasando, tanteamos que onda en la parada del bondi a la madrugada, en el conurbano profundo, nos comemos un garrón por algún fisura, tanteamos si se liberó una maquinita, si está pagando esa mesa, si el cartón tiene el número de la suerte, vemos las cábalas, jugamos a descifrarlas, vemos al ama de casa que se toma un segundo de su triste vida para robarle algo de intensidad o adrenalina, sale ensaye hasta las 4 de la mañana, sale gira al sur, sale alguien de la maquinita y me primerearon, cae el transa y nos persigue la yuta, nos cobija la ranchada bailarine, o el pibito de 20 que consiguio su primer laburo vendiendo fichas, no nos pasa cabida, no le importa porque sabe que no va a durar ahi, nos pagó la maquina, conseguimos flores, perdi todo en una noche, le pido prestado guita a un amigo, viaje hasta el fin del mundo por un mate y una movida de culos…y por amor.
Hablar de los excesos, los tuyos, los míos, los de él y los de ella. Hablar de los gobiernos de derecha, la crisis y la represión. Rajar. Moverse. Bailar. Ranchar. Fumar otro, tomar otra birra, pensar cómo cambiamos el mundo. Pensar los límites de los mundos. Debatir cualquier cosa a las 4 de la mañana. Gederse de los tinchos que la van de aliados y se piensan que somos gilas. Delirarlos ya picantes. Tocá de acá. Tomate el palo. Desorbitar todo. No parar de bailar.
(Bailarinxs de Civil. Escritos delirantes.)
Dice Andrés, se trata de Modos de gestión y formas de vida a gestionar: Nos deja algunas preguntas ¿Cuáles son nuestros juegos y apuestas??? «Ese querer (jugar) es una fuerza que no sale de la nada»»siempre hay una fuerza actuando«, dijo. ¿Que fuerzas entonces nos invitan a movernos, a hacerle frente a esas soledades, a bancar en la precariedad?
Hay una faceta que nos interpeló y habló directamente: Bancar y segundear. En La cueva se deja muy claro que lo político no es solo lo partidario y lo económico no solo lo monetario. Ambos se fusionan en estrategias deseantes. Financiarse en esta vida precaria es, nos dice, dotarse de fuerza para sostener esa vida. Vidas que se exponen a la amenaza de desintegración de los vínculos, a las fuerzas ortivas que quieren aplicarnos moral (especialmente a ustedes las mujeres, nos sentencia Andrés).
Bancamos cuando reunimos fuerzas armando un espacio propio. Bancar es tajear la vida que tenemos armada y abrir un territorio propio y que no se sabe para donde puede salir
(Andrés)
Bancar, la ranchada del amor:
Organizar la cueva y la manija, celebrar las decisiones emancipadoras, apillarse con la clandestinidad, bancarse, aguantar el corazón, aprender juntas, en la intimidad. Transmutar los garrones, materializar el flash, darnos placer, que calme el bajón, un rescatarse. Pensar cómo desarticulamos la construcción constante y difusa de malestares, los desbordes, cómo contener el cosmos en la cotidiana, cómo ganarnos el mango, somos cucarachas que queremos ser estrellas pero sin perder el barrio, el delirio, la ternura. Sacar las oscuridades para afuera, en habitaciones-colchones amigueros para sanar a salvo, sin romperse, sin regalarse. La clandestinidad nos secuencia, nos arriesga, nos violenta, nos persigue, pero también nos salva. Nos saca del foco de las instituciones, de las formas de vincularnos frías y estructuradas por el poder medieval del ser humano en sociedad, nos obliga a organizarnos para rajar, a crear redes materiales y afectivas alternativas, silvestres, corporales y emocionales.
(Bailarinxs de Civil. Escritos delirantes.)
Siempre las lecturas son arbitrarias. Nos quedamos con lo que nos cabe de eso que leemos. Nos apropiamos de lo que dice. Leemos resonancias. “La cueva”, esta invitación, fue una hermosa excusa para leernos. Leer nuestras vidas, nuestras experiencias, nuestro territorio y cómo nos movemos en él. Una excusa para la parla, para la risa, para suspendernos un rato y compartir…
ig:@bailarinxs
youtube: Bailarinxs de Civil
Imagen principal: Lito Bacaicoa para Bailarinxs de civil