¿Cómo se forma la nieve? // Malen Otaño

Nunca nos miramos a los ojos. Palabras, imágenes, palabras, imágenes, muchos stickers. Cada una de las redes sociales tiene sus modos de producción. El face corazones en las publicaciones, el Messenger más distante, tu cara es un bolita que lee como un duende escondido detrás de un árbol, el Instagram es más chusma pero más sexy, ver por segundos y capturar. Vernos las historias y descubrir los mensajes ocultos. El drive dos palitos en el espacio titilando. El skype más cerca, más horas, el whatsapp nuestras voces, rostros pixelados, dos tildes azules, pedir perdón por lo mensajes de más de tres minutos. Las horas de las videollamadas se apilan. 

 

Estamos contentos de escucharnos, de sentir una emoción, cualquiera emoción, cuando suena el celular. Se iluminan las caras en la oscuridad, también se iluminan durante el día. Iluminarse. (precipitación de pequeños cristales de hielo). Todes tenemos historias de amor durante la pandemia. El amor es una curita? El amor es el fuego que derrite la nieve? El amor es que te hipnotice la boca del otro? El amor es lamer? El amor es que te brillen los ojitos con el brillo de las pantallas? El amor es mostrarse? El amor es velocidad? El amor es la fiesta? 

 

Leernos poemas sobre tormentas a las tres de la mañana. El celular en altavoz en la almohada. Apoyar la nariz en el celular pensando que hay un cuerpo. Me gustaría que los celulares están enchufados a nuestros signos vitales, que sepan cuándo nos dormimos, nos reímos o tenemos un orgasmo. Es porque me duele la mano de sostener. Aunque hago pesas con dos botellas llenas de arena. Me entreno como en Karate Kid para enfrentarme al mundo postpandemia o romper nueces con una mano. Foto bombacha. Foto comida. Foto ducha. Foto montañas. Foto trabajo. Foto calles. Foto el chino. Foto barbijo. Foto pajarito. Foto torta. Foto vecina. Foto sueño. 

 

Vas de la mesa del comedor a la cocina, de la cocina al escritorio, del escritorio al baño, te veo cepillarte los dientes. Mando un video bailando sexy en el piso de la cocina con pantuflas. Del baño al balcón, me mostras las luces de la ciudad, yo te muestro las hojas amarillas que cubren mi jardín. Del balcón a la cama, te moves inquieto de un lado al otro, dar vuelta la almohada como una milanesa, con remera sin remera, con calzón sin calzón. Tirar los libros al piso. Dos vasos vacíos en la mesita de luz. Las maderas crujen, el viento sopla fuerte, la lluvia sobre la chapa del techo. (cristales de nieve adoptan formas geométricas con características fractales). El gato me ronronea. 

 

Cuando abro los ojos te escribo buen día y cuando el sol se esconde te pregunto: qué hiciste hoy? Nos contamos que dicen nuestros analistas, es lo que decimos nosotres. Hay partes que nos dan vergüenza. En las partes que te digo algo más dulce y tierno la dislexia crece y tartamudeo. Vos pones voz de como haciéndote el relajado, medio distraído. Cuando nos peleamos o nos enojamos nos corremos de la toma de la cámara. Ahora no me ves pero te escucho. Las orejas no se pueden tapar. Decimos “tengo ganas de verte” cuando extrañamos. “Quiero que estás acá”. Sentir es una práctica. Noche que te vas. Buenas noches. 

 

Canciones por spotify. Videitos de animales de mentira con cámaras en los ojos por YouTube. Series de netflix. Dennis Rodman salía con Madonna y vivió dos años en la calle. Citas de libros, Marx escribió: que se los curtan. 

 

Tocas la guitarra así no tenemos que hablar. Jugamos a verdad consecuencia, inventamos diálogos como guiones de cine, vemos la misma película en tiempo real, un, dos, tres …. play.  Hay delay. En nuestros corazones no hay delay. En todo lo otro si. Claro. Imaginamos visitar lugares. Imaginamos las cosas que vamos a hacer cuando salgamos. Ir acá. Ir allá. No nos importa hacerlo. Solo lo imaginamos. Estamos juntos en la mente. Hacemos el amor con las mentes. (se agrupan en copos). Pienso en esto: a escribir se aprende todos los días, a amar también.

 

Me mandaste un mail que decía: el acercamiento de los labios a los labios está totalmente prohibido, es peligroso, y mortal. Pero, como la muerte en mapudungun no existe, no nos importa los efectos del beso, y nos besamos tierna y voluptuosamente. Esperándote. 

 

Antes de dormir, paso las páginas de Pizarnik hasta que digo stop oráculo: Que solamente el amor vuelto fuego perdure.

 
 

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