Una conversación “circular” entre Soraya Maicoño -werken de la Pu Lof en Resistencia Cushamen-, Neka Jara y Maura Brighenti -ambas militantes populares de la zona sur del Conurbano-.
NJ: ¿Cómo leer hoy lo que pasó con Santiago Maldonado?
SM: Santiago estaba ahí para pedir la libertad del Lonko Facundo Jones Huala que había sido detenido ilegalmente, hacía un mes, sometido a un segundo juicio de extradición. Lo que nos habían contado es que Santiago tenía mucha empatía y mucho compromiso con la lucha del pueblo mapuche y que había estado anteriormente en otras comunidades principalmente en Chile. Cuando se enteró que había una volanteada en la ruta 40 pidiendo su libertad, él pidió para estar en esta lucha. Pasó un año de su desaparición y aparición sin vida y el Lonko sigue preso. Es evidente que el poder político, jurídico, económico y mediático no tiene ningún problema a tener gente presa ilegalmente, aun sin sentencia.
A Santiago lo desaparecieron el 1 de agosto con un ingreso ilegal de gendarmería a la comunidad de Resistencia Cushamen. El territorio es muy amplio y generalmente la gente no mapuche no lo transita demasiado más que en el puesto de guardia y eso le jugó en contra a Santiago, porque los otros lamien supieron, de alguna manera, resguardarse de la persecución de gendarmería. Llegado al río ya no supo para donde seguir y se lo terminaron llevando. Siempre pensamos qué reacción habrá tenido la gendarmería cuando le quitaron la capucha y se encontraron con un blanco porque ellos, en verdad, iban a balear y a detener a cuantos mapuches pudieran.
A partir de ahí es como que empezó una historia nueva, que tiene que ver con el hecho de que la desaparición de Santiago en una causa mapuche, sin ser mapuche, visibiliza la situación que estamos viviendo como pueblo. Como pueblo en general, no sólo como Pu Lof. Porque situaciones de desaparición y de muertes de hermanos mapuches venimos sufriendo constantemente. Ya sea porque desaparecen y nunca más sabemos de ellos, o porque aparecen muertos y nunca se puede llegar a esclarecer lo que pasó. Hay muchos intereses inmobiliarios en nuestros territorios y también situaciones de mucha tristeza, de extrema pobreza, donde muchos terminan muriendo ante el hecho que nada alcanza para defender sus territorios.
Esta situación también ayudó a tomar un poco más de conciencia de lo que está pasando con la tierra, con la extranjerización en manos de un puñado de empresarios que hablan de la posibilidad de generar trabajo para la gente a cuesta del avasallamiento del territorio, del empobrecimiento, saqueando la tierra y dejándola inservible, alterando las condiciones climáticas, con sequias y contaminación de las aguas.
Nosotros siempre decimos, y esto no lo digo yo ni tampoco la Pu Lof, lo escuchamos mucho de Isabel Calfullanka que es una lamien que hace 5 años atrás le desaparecieron a su hermano y a su sobrino en Cholila. Eran testigo de un conflicto que había sobre unas tierras, desaparecieron. Todavía no sabemos nada de ellos. Ella decía que no espera justicia, porque la justicia no está hecha para los pobres, pero si por lo menos que se sepa la verdad, qué se sepa que pasó, dónde están, quién se los llevó. Si los mataron, cómo los mataron. O si no dónde los tienen. Esto es lo que nosotros también un poco sentimos, que la sociedad en general sepa en realidad lo qué pasó, porque los medios hegemónicos siempre han encubierto a gendarmería, al Ministerio de seguridad y a este Estado genocida.
Yo creo que esto lo permitió el hecho de que Santiago no era un mapuche sino un blanco. Y esto no lo digo porque una vida vale más que otra, pero cuando nos asesinan a Rafael Nahuel no tuvo la misma repercusión. El asesinato de Santiago involucró a una gran parte de la sociedad que sintió empatía y repudió el hecho.
NJ: Para nosotros el accionar de un Estado roquista nunca desapareció y hoy está más vigente que nunca. No podemos leer lo de Santiago Maldonado sin pensaren el avance del Estado sobre comunidades que están en territorios “estratégicos”. Y no podemos leerlo desentendiéndonos de toda esta ansia de ocupación de territorios a través del extractivismo y de los negocios inmobiliarios.
Para nosotros, a cumplirse un año de la desaparición de Santiago, es un desafío fuerte poner en palabras cómo en el último año el Estado ha avanzado muchísimo en cuanto a control y ocupación de territorios a través de la militarización, la represión y los asesinatos.
SM: Antes era la doctrina Chocobar y ahora son las botas. Es importante no descontextualizar. Nosotros siempre decimos a Santiago no se lo llevaron de un boliche, no fue un caso más de gatillo fácil, que tampoco es menor, fue en un contexto de una recuperación territorial en dónde la autoridad máxima de este territorio está detenida ilegalmente. La desaparición de Santiago y su aparición sin vida no están por un lado y la causa mapuche por otro. Santiago estaba ahí porque creía en la importancia de la recuperación de este territorio para la vida de una comunidad.
La sociedad argentina tiene que empezar a trabajar hacia adentro su plurinacionalidad, porque cuando uno empieza a recordar quien es y a recuperar su memoria, también empieza a darse cuenta de la necesidad de recuperar el territorio.
El estado nunca va a reconocer que nosotros estamos recuperando, para ellos estamos usurpando y Benetton parece más autóctono que nosotros. No recuperamos con la especulación con la que lo hace el Estado y lo pueden comprobar en cada recuperación territorial que se haya hecho. Lo hacemos para sostener el territorio y la naturaleza en su estado de equilibrio, que es un estado que necesitamos para estar bien también nosotros, un equilibrio que en las ciudades se pierde. El ser urbano a veces pierde este norte, la posibilidad de verse, no solo como trabajador o ciudadano, sino como ser humano que tiene ancestros que dejaron atrás pueblos, culturas, historias, buscando mejores condiciones económicas. No dejaron solo un lugar geográfico, sino toda una ancestralidad, una forma de vida. Y al perderla compran el discurso hegemónico, racista. El territorio para nosotros es la posibilidad de autodeterminación, de autonomía. Es una forma de vida diferente a la que nos propone el capitalismo, que es adormecimiento y vacío espiritual. Te llena una heladera, una alacena, te da un cero kilómetro, pero te vacía el corazón. Te vuelve esclavo.
Nosotros como pueblo tenemos nuestras prácticas ancestrales, nuestras ceremonias, nuestra educación, nuestra medicina. No nos interesa, como se dice a veces, crear un estado paralelo, sino ya que nos pusieron alambre en nuestro territorio, adentro del alambre decidimos como ser, quienes ser y bajo nuestras propias formas sin que ningún gobierno nos imponga qué ser y cómo hacerlo.
NJ: Otra cosa que pudimos pensar mucho a partir de Santiago Maldonado es el tema de los derechos humanos en la actualidad. Para nosotros, fue muy importante después de la última dictadura el rol que jugaron los movimientos de derechos humanos y las diferentes luchas que surgieron a partir de esto. Hoy las luchas por los derechos abren nuevos desafíos, como esto que señalabas, los derechos de los pueblos a recuperar sus territorios y a cuidar los bienes de la tierra. El derecho a la autodeterminación, etc.
SM: Por eso hablaba de la importancia de la lucha plurinacional. Hay que reconocer que en Argentina no hubo un solo genocidio
NJ: Y es la misma soga que amarra todos los genocidios…
SM: Existió un genocidio hacia los pueblos originarios, hacia los negros… genocidios que fundaron el Estado argentino. Y esto hay que estudiarlo, reconocerlo.
MB: La libre determinación de los pueblos justamente tiene que apuntar a la posibilidad de ejercer su propia forma de justicia, lo que siempre se ha atropellado respecto de las comunidades originarias. El Estado no tendría por qué juzgarlos a ustedes.
SM: Nosotros tendríamos que tener la posibilidad de impartir nuestra justicia. La justicia que nos impone el Estado no tiene nada que ver con nuestros tiempos, nuestros ritmos. Para poder responder a lo que nos piden nos sacan de nuestros propios tiempos. Permanentemente nos obligan a entender las leyes, los códigos, los protocolos, pero nunca hacen el mínimo esfuerzo por entender y respetar nuestras propias pautas culturales. Como por ejemplo lo que planteaba nuestra hermana Lolita Chávez de Guatemala, que no sólo el ser humano tiene derecho al agua, el agua también tiene derechos. Lo que para las empresas es un recurso, para nosotros es un bien de la naturaleza.
Dossier Santiago Maldonado, elaboración colectiva de La luna con gatillo, Resumen Latinoamericano, Contrahegemonía web, Lobo suelto y La tinta.
Fotos: Colectivo Manifiesto