– Parte III/IV –
En esta tercera parte de una larga entrevista con el subcomandante Marcos, realizada a menos de tres meses del inicio de la guerra del primero de enero de 1994, y dada a conocer en el marco del vigésimo aniversario del levantamiento, el jefe militar del EZLN se refiere a la conveniencia del gobierno, que ya los había descubierto desde mayo de 1993, para guardar silencio y no entorpecer las negociaciones del Tratado de Libre Comercio. Marcos continúa desmenuzando la formación clandestina de los zapatistas en las cañadas de Chiapas, los elementos que detonan su crecimiento en la selva, la incorporación de los poblados a sus filas y el desprecio del gobierno que los permite moverse sin ser descubiertos.
¿Qué detona el crecimiento del EZLN en las cañadas?
Pasan dos cosas aquí en la selva: una es la amenaza de desalojo por la brecha en la Selva Lacandona, que es cuando se dice que van a desalojar a los pueblos para que todo quede como propiedad de los lacandones, y que ya nadie se pueda meter; y la otra es un asalto de los finqueros a un poblado, matan gente e incendian el poblado, armados. Esas dos cosas hacen que un buen porcentaje de la gente diga: “hay que armarse para defenderse porque van a venir a hacer el desalojo”. De hecho hay soldados que acompañan a los ingenieros que están haciendo la brecha lacandona en esa época, para que no les pase nada; entonces empiezan a entrar más y más los soldados. Y los compañeros empiezan a identificar al soldado federal con el gobierno que los quiere sacar.
Por otro lado, está la necesidad de defenderse de los finqueros, ya demostrada en los hechos y con la muerte de varios campesinos. Es ahí donde ese grupo que está creciendo todavía muy poco tiene una posibilidad de presentar su opción de manera más rápida, porque ya en los pobladores está la inquietud de que hay que armarse y hay que prepararse.
Por supuesto, no hay nada de que vayamos a tacar las ciudades, ni a tumbar el gobierno ni nada de eso. Está el sentido de que hay que defenderse de lo que nos quieren hacer. En ese momento, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional empieza a crecer muy rápido y a abarcar mucho territorio.
¿Es por eso que dicen que el gobierno los hizo crecer?
Exactamente. Pero todavía estamos en la montaña, en la selva –quiero decir, muy adentro, en zonas despobladas. Cuando ese contacto con esas dos medidas –la brecha de la selva y la ayuda de los finqueros- hace que poblados de Las Cañadas entren a la organización con colaboradores, es cuando nos dicen: “vénganse acá, porque van a venir los soldados o los finqueros; vénganse a pelear con nosotros, enséñennos y peleen junto a nosotros”. Entonces nos sacan de la selva y nos jalan a las sierras de más por acá, no mero aquí sino una que está más allá, donde hay más poblados. En ese momento es cuando empezamos a entrar a las comunidades, y ya no pasamos de noche ni le sacamos la vuelta, sino que pasamos en medio de ellos. Y loque antes era una plática, cuando alguien llegaba y te decía que los hombres de la montaña saben pelear y que están armados, pues de pronto lo ves. Y ven esa realidad de un ejército desnutrido, jodido, pues estábamos todos bien vergueados por la vida de la montaña, pero algo había en nosotros que ellos se daban cuenta, y era la decisión de pelear con las armas hasta donde fuera necesario.
Nos reciben muy bien, nos colocan en lugares donde nos puedan proteger para que no seamos detectados y ya ellos pueden llegar más seguido; no tan lejos como donde estábamos antes, a ayudarnos con alimentos y también a recibir instrucción político y militar.
Además del armamento, está la organización en centros de salud, en hospitales, escuelas, talleres, todo eso, ¿cómo se arma todo lo que giraba alrededor de la conformación del ejército?
En el planteamiento del ejército regular no se trata solamente de la fuerza combatiente, sino de lo que se llaman los servicios de apoyo: comunicaciones, sanidad y armería, el trabajo de hacer y repara armamento. Había que prepararse también en ese sentido. En esas condiciones de salud, no podías quedarte con los brazos cruzados y ver cómo se moría la gente, así es orientabas desde un principio tus servicios de salud a atender también a la población con campañas. De hecho, las únicas campañas de salud que hubo en esta parte de Chiapas en esa época fueron las de los profesionales de la violencia. Hacíamos campañas de vacunación, de letrinas, de saneamiento, lo que podíamos hacer según nuestros recursos.
El servicio de sanidad empieza así, como empezó también lo militar. Empiezan leyendo libros de sanidad, como ese que se llama Donde no hay doctor, cosas muy elementales, primeros auxilios, y el contacto con los pueblos y las enfermedades que había hacen que empiecen las campañas de sanidad. Hay ciertos grupos que entraban al Ejército Zapatista al servicio de sanidad, sobre todo las mujeres. Y luego el servicio de comunicaciones o de transmisiones se hace con los radiecitos de banda civil. Se aprende a usarlos y a repararlos leyendo manualitos de electrónica. Y luego el servicio de armería, que empieza reparando, haciendo piezas que se rompían de una arma u otra, estudiando los manuales gringos para ver cómo está formada un arma y como funciona, hasta que se fueron especializando más y pudieron fabricar armas.
Hablabas también de que necesitaban tener taller de ropa y de otras cosas
Ahí vamos a la siguiente etapa. Como esto se masifica, entonces vienen las demandas de uniformes, de calzado –como está desde el principio el planteamiento de que sea un ejército regular- lo del uniforme te lo pide la Convención de Ginebra. Entonces los talleres de costura se organizan igual que como se consiguen las armas: se junta el colectivo, consigue su dinero, y en lugar de comprar un arma compra una máquina y tela, y empiezan a hacer la ropa, los pantalones, las camisas, las gorras.
¿Cómo es posible que todo esto no haya sido descubierto durante diez años?
¿Cómo es posible que hayamos estado tantos años muriendo y no nos hayan descubierto?
Eso sí lo sabían. No les hacían caso o no les importaba, que es diferente.
No, de veras, no lo sabían, no les interesaba.
¿Lo desconocían o lo querían desconocer?
No les importaba, Gloria. Era como el proceso electoral. Las casillas electorales llegaban a la cabecera de Ocosingo y ahí se llenaban, nunca entraban a la selva, ni siquiera para hacer la finta.
Todo eso estaba pasando aquí y a nadie le interesaba lo que pasaba: si la gente vivía, moría, se organizaba o no, porque además es un movimiento que no se manifiesta, sino que se está preparando, y como no hay ataques al ejército –porque el ejército entra varias veces y nosotros nos replegamos, lo dejamos pasar, lo dejamos salir y no nos encuentra. Y no hay invasiones de tierras porque no las promovemos. No hay nada, pues, que diga que esos rumores que se oyen es una guerrilla, porque las guerrillas no hacen eso. Las guerrillas atacan cuando hay soldados o promueven invasión de tierras.
Nada coincidía con nuestros esquemas, Y nosotros llegamos a tener membresías muy grandes. En 1991 hicimos una concentración de 5 mil hombres dentro de la selva, de varios lados que llegaron en ese entonces, en un sólo punto. Hicimos una fiesta, como la que viste el 8 de marzo, pero eran 5 mil y no pasó nada.
Cuando se empieza a hacer más fuerte el rumor (de la guerra) es ahí por el 93, y no es por nosotros, es por otros grupos allá por Altamirano. Otros grupos de organizaciones campesinas que desde un inicio usan la lucha armada como autodefensa. Cuando chocan, entonces cuando los finqueros empiezan a denunciar la guerrilla, pero se refieren a otras comunidades donde están grupos como la OCEZ.
Cuando nos descubren el campamento aquí, en mayo del 93, los finqueros se sorprenden porque, según ellos, el campamento estaba por Altamirano, porque ahí estaban los rumores, nunca se imaginaron que estaba aquí adentro.
Y en realidad ahí es cuando el gobierno y el ejército se dan cuenta. En mayo del 93.
¿Y por qué crees que no se haya hecho nada?
Por el Tratado de Libre Comercio.
¿Nada más por eso?
Había otras variantes ahí, estaba el asesinato del obispo Quesada, el autogolpe de Estado en Guatemala, todo en los mismos días. Pero yo pienso que en el campamento que nos descubrieron hubo elementos que llevaron al gobierno a darse cuenta de que lo que ahí pasaba tenía apoyo, mucho apoyo, y que al chocar con ese grupo necesariamente iban a tener que tocar a los poblados, pues era difícil hacer un golpe quirúrgico. Ese iba a ser el costo político, el que el gobierno pagó ahora el primero de enero y quiso evitarlo antes del Tratado de Libre Comercio. Y sí lo hizo.
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