Comentario a “La tragedia del althusserianismo teórico”
Por: Laura Fernandez de la Serna
¿Se lo podría mencionar también como la tragedia de las trampas de la subjetividad?.
Al comenzar con la lectura no pude dejar de recordar las fotos que acompañaban aquel libro que leí con un solo ojo, que ahora repaso en la memoria y vuelve a mí desde León (como volvió León), ya no con un solo ojo sino con cuatro (dos pulidos por el óptico y los otros dos por la vida).
Quiero comenzar el comentario por aquellas fotos, tal vez las primeras máscaras de aquél niño ‘enmascarado en un vestidito de niña’ comenzando a construir tal vez sin quererlo el arte de la impostura. Aquellas fotos así como todo el texto me demostraron que nadie sale indemne de un “Libro”, ahora releo esta crítica con ojos nuevos a pesar del tiempo y la interpretación de León se hilvana con la mía de algún modo renovando mis ganas de escribir y demostrándome la asombrosa maravilla que se teje entre tinta/s, además de la curiosidad que me embarga al pensar cómo es que esto llegó a mí, sumado al placer de sentir que mi capacidad de asombro es siempre inaugural, que a pesar de todo sigue intacta, es que me atrevo a la consigna de este juego.
Quisiera organizar el texto enumerando algunos pasajes, pero no soy buena para enumerar y seguro que luego del punto uno ya mis digresiones no vuelven a retomar el orden, de manera que iré escribiendo desde los hallazgos que fui realizando.
Debo reconocer en principio que a Athusser lo leí por separado, creo que me engañó a mí también, lo cual no es tarea difícil, pero siempre me quedó una inquietud en su planteo acerca de la teoría y la praxis, cuestión que seguí buscando en otros autores, y que tiene que ver con una cuestión netamente epistemológica que hoy siento esclarecida de la mano de León, esclarecida aunque no resuelta, pues mi sospecha se desprende del hecho de un principio identitario que funciona en la base de nuestro entendimiento a la hora de “atrapar” , de “aprender”, de “tomar” la intuición para el concepto, la distancia entre el concepto y la cosa, que hace fracasar todo intento de praxis. En aquellas lectura de Althusser observé el intento de dar cuenta de esto en relación a la teoría y su aplicación a la política, la ingenua lectura de aquellos tiempos me hizo pensar que la propuesta de él era epistemológica en términos de un modo de acceso a la realidad, a los modos de comprender los fenómenos sociales, la lucha de clases, el fracaso de la revolución-bueno ya no recuerdo cuanta cosa- aunque vino bien aquella inquietud, que hoy entiendo cuando León plantea que aquel constructo teórico constituye un marxsismo sin sujeto, ya que el mismo aparece solo como soporte de las determinaciones sociales y que comprender el marxismo en términos epistemológicos necesita como condición de posibilidad la existencia de un “sujeto”, con lo cual quedamos allí nadando en los fondos ontológicos que no contribuyen a pensar la realidad inmediata, en la que cada uno está integrado, y con esto algo más, la contingencia de cada sujeto que deviene histórico, se me ocurre un modo de dialéctica en dos direcciones, como pliegue y despliegue, despliegue histórico y pliegue en la subjetivación de dichos sujetos, (es fuerte lo que digo, no?), se me ocurre a partir de las diferencias que establece en las formaciones conscientes entre la política revolucionaria y la derecha (sin hilar fino, esto podría desarrollarse con análisis y detenimiento tal vez), tiene que ver con ´la historicidad que transitó el individuo para construirse así mismo. Se pregunta León: “¿podríamos acceder a un conocimiento cabal del sistema social que pretendemos comprender teóricamente sin proyectar, inconscientes, sobre las categorías con las que pensamos también nuestras fantasías y nuestros fantasmas y aún nuestros sueños?” y aquí la presencia de la ideología algo de lo que Louis no integró, el fundamento histórico que produjo la conciencia…el problema de la ‘objetividad’?.
Entonces doy un saaallltooo…y comienzo a comprender, intuyo la astucia de Louis en su “Porvenir… ¿ya venido?”, ejercicio que pretende en su teoría, su vació conceptual tal vez, vacío de sí , método que establece para construir su propia tragedia – nuevamente me resuenan aquellas fotos-. Y León me hace pensar en un tácito pedido de auxilio del filósofo de la “impostura”, del deseo de su madre, de su construcción desde el vació, de una madre que por lo que recuerdo cada vez que lo miraba, miraba tras de sí, a ‘aquel Louis muerto en la guerra’ (Amor verdadero igual a muerte) y suplantado por quién fue su padre… ausencia?
(..)”Althusser desgrana el fundamento “ideológico” oculto tras su elaboración científica… (En función pienso)…del sujeto ignorado y rechazado que era él mismo”. Irrumpe pues, la familia como lugar fundador del sujeto, talón de Aquiles de nuestro frágil simulador. Y nuestro?. Aquello de lo que hablábamos, la posibilidad de una vida muerta o una vida como parte integrante de lo que llamamos muerte. No creo en la inocencia del amigo gracias a León travieso debelador de máscaras, amorosamente cruel, pero profundamente comprensivo, me muestra la paradoja de Louis y tal vez su tormento, el tema de la distancia, del deseo de unidad, que tal vez pueda llamarse locura…objetividad/subjetividad y de allí todos esos pares que nos hemos/han (recuerdo tu pregunta acerca de la primera persona del plural, sé por qué lo digo) sabido codificar, desde la noche de los tiempos de cavernas griegas…
¿Podríamos pensar qué esta ópera de Althusser no es más ni menos que la puesta en marcha de un suicidio filosófico?…encubierto como corresponde “al método” propuesto en su fondo. En el fondo de esa subjetividad tirana?…
Y nuevamente mi saltoooo!…Mujer…su lado “B” Helena, la hija que debió ser hijo. Él, hijo indefinido, ella mujer y praxis…la completud de su incompletud?, nuevamente el dualismo, materia y oposición, él la teoría inacabada, ella la praxis (…) ideal teórico brotado del deseo de mi madre, de mi propio deseo …mi deseo de existir para mí…su mujer muerta?…
Tantas más anotaciones en este extenso más que comentario de este Althusser a dos tiempos al igual que su libro autobiografía y los hechos, tal vez así se resuma la vida de la impostura, la máscara de las máscaras, lo que decimos sin decir, el silencioso auxilio de la mirada del otro del que pretendemos sepa mirar/nos, las hilachas de las teorías que nos esconden y de pronto aparece un León con su feróz al tiempo que amorosa crítica, porque de eso deben tratarse las críticas…Porque “no queremos hacernos los buenos, sino poder llegar a serlo”.
Veo también la recepción de Scheller en comprender que somos seres subsidiarios, y que dramática y no trágicamente vemos nuestra decrepitud sin velos y entonces queremos llevarnos todo en ese tornado inevitable en el que un pedazo de plástico nos sobrevive, justamente a nosotros.
Veo también la irrendención del judío, la inhumanidad de lo humano y la urgencia de terminar con toda ontología capaz de separación, porque en definitiva somos lo que podemos muy a pesar de las máscaras que podamos construir. Y luego de la lectura y la conclusión de ese bello “León”…silencio y un lagrimón en honor a lo que fuimos y estamos siendo o pudiendo ser…