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Muy interesante. Lo que por ahí falta -y que en general nos falta siempre, por ciertos apegos euro-anglo-céntricos, por así decirlo- es el aporte teórico-práctico de alguien como Ramón Carrillo, autor de la «cibernología». Y se trata de un aporte interesante no solamente por chauvinismo, sino porque por ahí permite pensar algo que el propio Foucault, incluso que el mismo Deleuze, no llegaron a pensar. Y es que en Carrillo, por ejemplo, no solamente la cibernética propiamente dicha, sino incluso la biopolítica aparece como un dispositivo de la cibernología en tanto que ciencia general de gobierno (la cibernologia de Carrillo aparece como la gubernamentalidad foucaultiana). En Carrillo, la cibernología será la ciencia de gobierno de una sociedad discipliaria -por decirlo foucaultianamente-, sin necesidad de tener que esperar al advenimiento de una sociedad del control, dicho sea deleuzianamente, aunque pudiera resultar, también, una anticipación de la misma. Carrillo, acaso junto a Sampay (mediados ambos por la figura de Jaime María de Mahieu), es, quizás, el teórico más relevante de las tecnologías de gobierno justicialistas. Una pena que en la charla ni siquiera se halla mencionado su aportación «tecnológica», en este sentido.