Con enorme alegría, nos sumamos a los saludos y felicitaciones que reviven hoy tantxs compañeros del Espacio de Tierras de Todos y Todas, que tras 15 días de acampe frente al Municipio de Florencio Varela fueron finalmente oídos, iniciándose un proceso de cumplimiento del proceso de re ubicación de familias que viven en carpas, y/o que habían sido desalojadas de tierras ocupadas para vivir.
Como nunca falta quien considera que no hay motivos para alegrarse ante demandas tan elementales, vale aclarar que lo que se festeja hoy entre miles y miles de compañerxs de Varela es la aparición de una fuerza popular, de una capacidad de lucha, de persistencia y de organización (es decir, la dignidad) para enfrentar la desidia y hasta el racismo de ciertas instituciones supuestamente encargadas de hacer cumplir los derechos ciudadanos. En el fondo, lo que está en juego aquí es el viejo asunto de la tierra, del acceso a la vivienda y del derecho a la ciudad, que aunque muchas veces se aparece como una retórica, se trata del derecho más material de todos, de la madre de otros tantísimos derechos fundamentales. Lo que celebramos hoy -la buena nueva de esta mañana de junio- es el aprendizaje importantísimo de que el derecho a la tierra, a la vivienda y a la ciudad no avanza sin una fuerza colectiva y hecha desde abajo que la empuje decididamente.
Saludos entonces a tantos delegados de barrios y asentamientos que han hecho una experiencia inolvidable