Yendo de la cama al living. (Parte I). Crónicas desde las pasiones de un encierro // Facundo Cifelli
Día 1 (20-03-2020)
Lo que parecía imposible, se convirtió en probable. Ahora es realidad.
Con 3 muertos y más de 100 infectados, la cuarentena total se alzó como política preventiva irrefutable del gobierno argentino. Primero fueron las escuelas… los cines, los teatros, los bares, los restaurantes.
Ahora -y desde ayer- somos todxs encerradxs en casa, sin “funcionar”.
La televisión y las redes sociales se hacen eco de la situación exacerbando el clima de peligro y pánico que hay afuera (¿hay un afuera?).
Más allá de la frontera domiciliaria, hostilidad. En el encuentro de los cuerpos, peligro. En el aislamiento individual, seguridad.
¿Qué pasa con los modos de sentir que son otros respecto de los que el sistema establece como norma estandarizada? ¿Qué pasa con el mundo del trabajo en los márgenes, con la gente que hace el mango en el día a día? ¿Qué pasa con la recesión económica en un país latinoamericano que viene de 4 años feroces de neoliberalismo?
El mundo estadístico es infinito. Voy a remitirme, sólo por detalle, al boletín oficial del gobierno de la nación que dice:
AISLAMIENTO SOCIAL PREVENTIVO Y OBLIGATORIO
Decreto 297/2020
DECNU-2020-297-APN-PTE – Disposiciones.
Con fecha 11 de marzo de 2020, la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS), declaró el brote del nuevo coronavirus como una pandemia, luego de que el número de personas infectadas por COVID-19 a nivel global llegara a 118.554, y el número de muertes a 4.281, afectando hasta ese momento a 110 países.
19 de marzo de 2020, se ha constatado la propagación de casos del coronavirus COVID-19 a nivel global llegando a un total de 213.254 personas infectadas, 8.843 fallecidas y afectando a más de 158 países de diferentes continentes, habiendo llegando a nuestra región y a nuestro país hace pocos días.
Que nos encontramos ante una potencial crisis sanitaria y social sin precedentes, y para ello es necesario tomar medidas oportunas, transparentes, consensuadas y basadas en las evidencias disponibles, a fin de mitigar su propagación y su impacto en el sistema sanitario.
Que, con el objetivo de proteger la salud pública como una obligación inalienable del Estado nacional, se establece para todas las personas que habitan en el país o se encuentren en él, la medida de “aislamiento social, preventivo y obligatorio”
Sin negar la gravedad epidemiológica de carácter internacional que el virus comporta, estos números no son nada si se los compara con la furia del dengue, aquel demonio olvidado que se cobró, hasta ahora, 10 veces lo que el coronavirus en nuestra región.
Pero la amenaza y el miedo aparecen cuando volteamos la mirada hacia el viejo continente: en el mismo momento que Argentina decide entrar en cuarentena, Italia cuenta 4032 muertos (627 en un solo día) y sus hospitales ya empezaron a transitar el desborde.
«Justicia inflexible para la concientización de los argentinos» reza con orgullo -y arriesgo algo de goce- la T.V.
En otras palabras: autorización a las fuerzas policiales para descargar su odio siempre bien dispuesto. Un lugar, un espacio habilitado para el abuso.
Nuestros modos de vida comienzan a sufrir un sinfín de dislocaciones: todo lo sólido se desvanece el aire.
Día 2 (21-03-2020)
Me desperté un poco más positivo.
El shock sensacional de la noticia de saberme(nos) en aislamiento empezó a disminuir. Creo que es un buen momento para mirar la irrupción de los automatismos… es que por fuerza la gente ya no actúa rutinariamente. Por lo menos hasta que la conmoción que acarrea la imposición de esta nueva forma de vida pase por completo y logremos codificar las configuraciones de mundos emergentes.
¡Entonces está bueno! Se rompió el sistema de evidencias. Es una oportunidad para pensarlo todo de nuevo: la salud, el rol del estado, nuestras formas de alimentación, las ciudades, la tierra, la relación con la naturaleza, los vínculos. Un buen momento para mirar desde una lente transversal…
¿Estamos transformando o simplemente… gestionando?
¡¡La puta madre!! Se fue todo a la mierda.
No sé si por la pregunta que acabo de hacerme, porque prendí la televisión, porque en Europa el sistema de salud colapsó, o por una combinación de todos estos factores que me resuenan incansablemente en loop.
No comprendo bien por qué, pero siempre que hago cuarentena mi cuarto se vuelve inhabitable. A las cosas se les antoja acomodarse en contra de todo criterio de orden: las sábanas nunca se quedan prendidas a la cama, los libros se desparraman sobre el piso, la ropa sobre alguna mesa, alguna repisa, yo que sé. Y la comida…. buéh, no importa.
Un médico español llora a mares y sentencia: «estamos matando a los viejos para que vivan los jóvenes». «Tiembla el mundo. Llora el mundo».
La gente en sus casas entre cuatro paredes, algunxs hacinadxs hasta la nuca, una guerra virológica y, como siempre, un infierno mediático. La recesión económica crece. La actividad productiva, cae.
Todo individuo se transforma en amenaza, en potencial transmisor de la muerte.
ATENCIÓN:
¿Estamos ante una nueva forma de terrorismo? Parece que sí, en el noticiero te dan un número de teléfono para que botonees a quien está fuera de su casa.
Aquí una pequeña demostración, -o no tan pequeña- :
Hoy unxs chetxs fueron detenidxs en las puertas de Pinamar por tomarse la cuarentena como vacaciones. Enfurecida, pero tranquila mamá terminó de contarme la noticia agregando su opinión personal sobre el tema:
«El presidente porque no tiene huevos, pero tiene que poner el estado de sitio».
¡¡VIEJA!! Vieja querida, Mi vieja…
A saber: estudió en filosofía y letras, escribe poesía y canta coplas, hace yoga, tiene numerosos pines de Cristina, Néstor y Evita. Imágenes del Che en sus muebles llenos de libros, la colección completa de Cortázar, todos los discos de Mercedes Sosa, y 27 características más que la encasillarían en lo que sería una verdadera persona progresista.
Sí, ella. Pidiendo de golpe cerrar las fronteras, deportar personas y que estén los militares en la calle.
Parece que no es tan difícil, y hasta tiene su gustito, ser de derecha… sólo hace falta la crisis justa, la soledad social adecuada para dar el espacio que necesitan las pasiones tristes para aflorar. La angustia y el odio… la individualidad de un sentido común empresarial.
Y de repente, aquellos sentimientos que siempre rechazamos, los descubrimos… propios.
¿Y ahora qué?
Día 3 (22-03-2020)
¿Qué hubiera pasado si el grupito de Cambiemos se hubiera tenido que hacer cargo de semejante crisis que nos azota a nivel mundial? No importa ahora, menos mal que se fueron.
Algo que sí importa: comprender dónde estamos viviendo. Argentina, un país que tiene después de la joda anterior, un déficit alimentario descomunal.
Hay, al menos, un 40% de las personas que van a tener problemas para comer
El presupuesto en salud fue en picada de un 2,3 % del PBI a un 1,7 %.
El Malbrán (La Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud) sufrió un 50% de recorte presupuestario, un 10% de recorte de personal y un 65% de recorte salarial.
En los últimos años vivimos un 257% de inflación, y entre el 2018 y el 2019 fue eliminado el presupuesto de abastecimiento de herramientas e insumos.
Todos estos números para no mencionar el daño que vienen haciendo a lo largo de décadas las micropolíticas neoliberales. Insertadas en lo sensible, el campo de la estrategia, dan la lucha desde ahí. Máquinas de producir tiempos efímeros. Disfrutes fugaces. Alegrías desvanecientes.
Máquinas de producir sujetxs dóciles al orden del consumo. Somos el deseo de que la mercancía sea consumada en el mercado, porque para que la mercancía sea intercambiable, tiene que ser anhelada… tiene que haber un sujetx que la desee. Nos producen, al igual que producen las meras mercancías.
Producen nuestra cosmovisión, nuestra forma de entender y sentir el mundo.
Velocidad mental. Soñaba con carreras de autos cuando era chico. También me gustaba jugar a ese juego en el que le pegás a los cocodrilos que salen de su cueva alcanzándolos con la palma de la mano… antes de que vuelvan a entrar, cuantos más cocodrilos aplastabas, más puntos obtenías.
En esas casas de juegos que parecían casinos para chicos, ¿recuerdan?, tenías de todo, y todo se consumía velozmente: estaba ese juego de baile, el Pump creo que se llamaba (había gente que pisaba el cuadrado indicado con una precisión y velocidad tal que sus piernas parecían multiplicarse), el Daytona, el de embocar la pelota en el cesto para recibir tickets (cuanto más rápido lo hacías, más tickets ganabas), el Samba, que alcanzaba una velocidad tal que los ojos de las personas se iban desfigurando.
Velocidades.
La pandemia del coronavirus se extiende con una velocidad de ansiedad tremenda a lo largo del mundo.
Los casos registrados en nuestro planeta ya ascienden a más de 307.000.
Los contagios en China, país donde se originó el virus, han descendido con el paso de las semanas, pero es en Europa donde el COVID-19 está haciendo verdaderos estragos. Italia y España son los países más sacudidos por el brote. El primero muestra hoy un total de 53.500 casos positivos, mientras que en el país que nos colonizó hace más de 5 siglos se cuentan unos 25.500 casos.
En cuanto al número de muertes provocadas por el coronavirus, la cifra ha sobrepasado ya las 13.000 personas.
Empezó a sonar en las noticias lo mal que Donald Trump está manejando la situación en su país… Estados Unidos ya es el tercer territorio con más casos a nivel mundial: tiene un total de 26.700 contagios y 340 muertos. Los gobiernos de Inglaterra y Brasil, alineados políticamente al payaso mediático del Norte, parecen también desestimar la situación.
El peligro de que el sistema de salud argentino colapse es real.
¿Tendrán los movimientos sociales al fin, en este nuevo modelo de crisis, el lugar que merecen, no por iluminados, sino por garantes de la reproducción de la vida? ¿O los lugares de las tomas de decisión serán para los mismos de siempre?
Día 4 (23-03-2020)
Una frase de Alberto Fernández se hizo viral y fue tendencia en twitter: “Atentos y vigilantes frente al peligro que nos amenaza”. Nuestro presidente, en múltiples de sus discursos, re-encarnaba de esa manera la voz del general. Pero con una sutil diferencia. Cuando Perón lanzaba esa consigna para todxs los trabajadores y trabajadoras de la Argentina corría el año 1955 y Junio sangraba en bombardeos a la Plaza de Mayo.
La potencia del discurso era otra. No había réplicas en portales de internet multiplicándose en el tiempo y en el espacio succionando el carácter serio y contundente de lo que se quiere comunicar.
La retórica discursiva que ocupó la escena desde el minuto uno de la pandemia en nuestro país (y en el mundo) fue una retórica de guerra. “Tenemos que luchar contra un ejército invisible”, fue otra de las frases que eligió nuestro presidente para hablarnos.
Hoy es 23 de Marzo y una aguda angustia me recorre el cuerpo ¿Cómo puede ser que mañana no salgamos a la calle? ¿De verdad va a ser la primera vez que no nos manifestemos, en memoria y con la energía de lxs 30 mil?
Hoy, más que nunca, debemos permanecer atentxs y vigilantes frente a aquel enemigo invisible. Pero sobre todo, frente a las nuevas formas de control, opresión y disciplinamiento que se están tejiendo sobre nuestras vidas.
¿Hay un juego nuevo de dominación sobre los cuerpos y los pensamientos? ¿Está el grupo social siendo cada vez más adherido a los saberes médicos?
El discurso moral que ocupó con velocidad virológica todos los espacios del sentido común, ese discurso de la «conciencia colectiva» de «me cuido para cuidar al otro», nos instala junto a nuestras conductas y pensamientos bajo un criterio de la solidaridad.
Más lamento intuir que no es una solidaridad fundada en el amor. Más bien en el miedo, en el buchoneo al otro (recordemos que hay un número telefónico para llamar a quien viola el aislamiento, que mi vieja progre pidió estado de sitio). Es una solidaridad del espanto que destruye a la estrategia del encanto.
Casi como una declaración moral y pública del miedo al contagio.
Sospecho una solidaridad puesta en función de la protección individual.
¿Esas serán las bases de esta nueva relación con el/la otrx? ¿A nadie más le llamó la atención la velocidad de obediencia con la que actuó el pueblo Argentino? ¿El enemigo es el otrx?
De la soledad y el aislamiento… ¿Qué mundo mejor se puede imaginar?
Spinoza vivió hace varios siglos atrás y como a todo humano de otro tiempo, puede que sus sentencias se le vayan modificando como en un teléfono descompuesto. Pero la he tomado así:
«Una sociedad donde la paz es un efecto de la inercia de los súbditos, que son conducidos como rebaños y formados únicamente para la servidumbre, merece más bien el nombre de soledad que el de sociedad».
Día 5 (24-03-2020)
24-03
La memoria sea, tal vez, el arma fundamental de la lucha de los pueblos.
Herramienta indispensable para trazar líneas de continuidad entre luchas, rebeldías y rebeliones de siglos pasados, con las de nuestro presente…
Paradójica y ardua tarea la de la memoria:
Ser fuente de sentido en las luchas actuales al mismo tiempo que recuperar, para amalgamar, las luchas que a lo largo de la existencia hierven bajo una misma esencia, pero se nos presentan hoy discontinuas, rotas, contra-opuestas.
Darle el mismo cauce a las fuerzas del mundo, que en distintas partes y a lo largo de la historia de las luchas, estallaron con la sed única de querer cambiar este sistema de control, opresión, destrucción e individualidades muertas, por uno de la comunidad, los cuidados y la vida colectiva.
Día 8 (27-03-2020)
El estado de aislamiento es la nueva normalidad. Lo “normal”, es lo ajeno.
El estado actual de las cosas nos hace pensar si en verdad no veníamos viviendo desde hace tiempo en este estado de excepción.
Increíblemente en este país parece estar habiendo consenso político ¿Desde cuándo que no veíamos eso? Esta situación evidencia, al fin, que todo es político.
La salud, un hecho político.
La educación, un hecho político.
La vida digna, EL hecho político.
Ya no importa saber cómo empezó todo esto del virus, menos las teorías conspirativas: ¿Guerra virológica? ¿Experimento con la humanidad? ¿Un pelotudo se tomó una sopa de murciélago?
Poco importa, lo seguro es que esto es consecuencia del sistema de muerte en el que vivimos. Consecuencia de lo mucho más que le importa el dinero y su acumulación a esta humanidad, que cuidar los recursos naturales… que es básicamente cuidar la vida.
No importa la gota que rebalsó el vaso de la podredumbre si éste ya estaba lleno desde antes.
Ahora bien, todas las situaciones de crisis tienen un potencial transformador ahí donde se incuba el descontento, la angustia, la violencia, el sufrimiento.
He leído algunas cosas últimamente. Algunxs hablan del fin del capitalismo tal como lo conocemos y otrxs afirman que esta crisis no es sino la forma que el capital encuentra para perfeccionar los dispositivos de control que lo sostienen… que vamos camino hacia formas más acabadas de lo que podríamos denominar Biopoder.
Sea como sea, tal vez ambas son válidas.
Pero quienes estamos del lado de la vida y la alegría no podemos dejar de observar cómo se profundizan los dispositivos de obediencia, al mismo tiempo que pensamos (quizás ingenuamente) que la única salida es por la vía del socialismo.
En resumen, los momentos de crisis son momentos de fragilidad general. Para todos lados…
¿Acaso éste momento de aislamiento es un momento de quietud y adormecimiento? ¡Qué terrible hipótesis para los sectores que intentamos constituir un sujeto revolucionario en el siglo XXI! Porque ¿cuál es la praxis en aislamiento? ¿Los posteos de Facebook? ¿Las acciones paternalistas de los presidentes? Pero… ¿Estaba abierto, previo al aislamiento, un proceso de construcción en marcha de una izquierda revolucionaria?
También podemos preguntarnos si el mercado al fin se dará cuenta que no lo puede todo. Algunxs dicen que se está desmoronando… ¿Aceptará él sus propias precariedades, al igual que a nosotrxs lxs humanxs nos toca hacer?
El capital, ¿vive sus crisis como síntoma inevitable de su degradación, que tarde o temprano llegará debido a que destruye las mismas vidas que necesita para su reproducción?, o por el contrario ¿vive sus crisis como perfeccionamientos periódicos de sus dispositivos de dominación y control?
Si nos inclinamos por la segunda opción, cabe preguntarse cómo es que podemos constituir un sujeto capaz de crearse y re-creaese una y otra vez.
Día 9 (28-03-2020)
Notarán ustedes que me ausenté por dos o tres días. Es normal. Ya pasé más de una semana encerrado y hay veces que no sé qué pensar, mucho menos logro escribir. Sólo salgo 10 minutos para comprar comida y estoy empezando a confundirme…me está dando bronca que la gente aplauda religiosa y cronometradamente todas las noches a aquellxs que “están en la línea de fuego”.
¿Qué cosa me genera lo que está pasando? Sin lugar a dudas, entramos en una situación límite.
Un grupo de compañerxs y yo teníamos un proyecto hermoso. Instalar una radio en el barrio de Constitución que pueda tejer formas de comunicación diferentes a la hegemónica. Alternativa, popular… hecha desde abajo y cargada con la fuerza única de la inocencia. Una radio que se deje atravesar por las problemáticas del barrio, que le dé voz a lxs silenciadxs.
De verdad estábamos entusiasmadxs, tanto que nos importó un carajo que el carpintero desapareciera justo cuando el proceso había arrancado.
Levantamos las paredes nosotrxs mismxs… ¡Con nuestras propias manos! (nosotrxs, bichxs de ciudad, gente en su mayoría universitaria, de clase media que nunca tuvieron que reparar algo realmente serio). Aprendimos a usar herramientas que se parecían más a armas letales que a lo que conocíamos hasta entonces como instrumentos de construcción.
Cuando por fin terminamos de montar toda la estructura que iba a contenernos, nos dimos cuenta que el diseño estaba mal hecho desde el principio: los agujeros rectangulares que correspondían a las puertas eran más anchos y más altos de lo que debían ser. No nos desanimamos, “podemos solucionarlo” pensamos.
Teníamos todo arreglado de palabra con el compañero electricista. De hecho, luego de mitad de año y terminada la instalación eléctrica de la radio, pensábamos brindar con él un taller de electricidad básica destinado a las personas que viven en condiciones más precarias y no tienen los conocimientos ni los elementos adecuados para tener una instalación eléctrica que no les ponga en peligro.
Luego llegó el virus, el aislamiento, la sobre información, y, con el correr de los días… las preguntas
¿Qué hago con esto? ¿Qué hago con el tiempo que se resignifica permanentemente? ¿Qué hago conmigo mismo, con nuestra planificación anual?
¿Qué mierda es este paréntesis en las categorías que nos venían normalizando?
Y justo cuando el colapso en la idea de lo que era el ser humano era inminente llegó La Propuesta.
Día 10 (29-03-2020)
Me levanté a las 12.15 del mediodía. Extrañando inútilmente el gusto asqueroso a cigarrillo con el que me solía levantar cuando fumaba. Agarré el celular con la inercia de siempre y vi el mensaje.
-“Vamos a hacer viandas sociales, ¿el local de Constitución está habilitado?”.
-“¡Obvio! (respondí yo, tratando de llegar, con los dedos, a la velocidad que hubiera tenido si la respuesta hubiera salido de mi boca) Lo habilitamos desde el día uno con la intención de ponerlo a disposición si era necesario ante esta situación de crisis”.
Al fin sentí de nuevo que las cosas se movían…
¿El capital se destruye o se re-construye? ¿Podemos saberlo a ciencia cierta? ¡Quizás ambas cosas!
¿Es pensable ambas cosas? Espero que sí.
Ahora… este aislamiento ya no es adormecimiento.
Mirándome al espejo me grité a la cara congelada: Basta de pensar que estamos ante la llegada inminente del Socialismo y basta de pensar que estamos destinadxs a ser esclavxs del sistema por la eternidad. Al capitalismo no lo baja el virus que salió de sus entrañas.
¿O ya se olvidaron de las calles prendidas fuego en Chile, de los chalecos amarillos en Francia, de lxs indígenas bajando en Bolivia, de las pibas en las calles en todo el mundo?
Solo en la práctica se constituye el sujeto revolucionario. Al capitalismo lo paran las organizaciones sociales, algún que otro sindicato y algún que otro partido. No su propio hijo, el COVID-19.
¡JÁÁ! ¡El virus no es ideología enemiga para detenernos! Andá a pensar eso en la Plaza Dignidad cubana… se te cagan de risa hermano.
El malestar que nos mantiene en movimiento no está disuelto y no lo estará hasta que resignifiquemos y encontremos nuevas formas de vida.
Día 13 (01-04-2020)
Después de dos días de planificación, cocinamos. Recorrimos el barrio golpeando los hoteles de mala muerte que hay en la zona y fuimos a buscar a la gente que vive abajo del puente. Al final repartimos 80 viandas. 80 platos de comida caliente (quizás hubieran manoteado algo de algún almacén para poder comer, corriendo el riesgo de que la policía lxs cague a palos o que un chino les saque un arma. O le hubieran pedido prestado sin devolución, y de manera poco amigable, algunos pesos a algún desprevenido. O peor aún… hubieran comido aire frío si no nos hubiéramos tomado el trabajo).
El lugar en que estamos levantando la radio mutó a comedor comunitario. Qué importa, está buenísimo.
Todos los recursos que poseemos tienen que ser puestos a disposición en una situación de crisis tal.
Para mitigar alguno, al menos alguno de todos los destrozos que el olvido dispara.
Constitución es un barrio raro. Casi como si la autopista que está a metros de la calle Cochabamba lo dividiera en dos realidades muy distintas la una de la otra. De un lado, hacia el sur (como de costumbre), la marginalidad absoluta. Gente consumiendo paco todo el día, mujeres que ofrecen su cuerpo a cambio de limosnas, malandras que buscan oportunidades, ladrones decadentes. Asesinos por ocasión.
Y, al mismo tiempo, alberga una de las estaciones más transitadas de la Capital Federal. Casi todas las líneas de colectivo pasan por ahí.
Dos cuadras para arriba de la autopista está nuestro local. La situación cambia pero tampoco tanto. Es que aparece la facultad de Ciencias Sociales y eso le empieza a dar un tinte más progre al ambiente…y si nos vamos vas tres cuadritas más arriba aparece la UADE que, bueno… es la UADE.
Hoy en día lo que más le tiene que preocupar al país (además de la emergencia sanitaria) es el abastecimiento de alimentos para los sectores populares, los mismos que se cargan a sus espaldas las emergencias alimentarias y de todo tipo cuando estallan las crisis.
Ollas populares, comedores comunitarios, agricultura familiar, organizaciones campesinas con producción de alimentos sanos y a precios accesibles; todos dispositivos y actores que tienen la capacidad de insertarse en la realidad para marcarle un freno al avance neoliberal. Lxs que tienen la magnífica capacidad de re-significar y re-politizar al mercado, la comercialización y el consumo.
Lxs que nos permiten pensar en otros modelos económicos y en otras formas de vida que no se basen en la especulación y la acumulación
Parece que llegó la hora de hablar más fuerte de soberanía alimentaria.
Parece que llegó la hora de hablar más fuerte de lo que es y lo que representa la Economía Popular.
Imagen: Eloisa Molina
Edición del texto: Anita Luz