Samuel Beckett no se esclavizó a la imagen de escritor, se la regaló a los otros. Lo escuchó a Néstor Sánchez: “la literatura como `destino´, [ …] la pobre imagen del escritor que vive y (padece) en función de su prestigio.”
Esta carta es la respuesta de alguien que solo pudo escribir, porque era un inútil social.
Traducción y nota: Hugo Savino
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[después del 23 de enero de 1952]
Usted me pregunta qué ideas tengo acerca de Esperando a Godot, y me hace el honor de difundir algunos extractos en el Club de l´Essai, y al mismo tiempo me pregunta acerca de mis ideas sobre el teatro.
No tengo ideas acerca del teatro. No sé nada de teatro. No voy nunca. Es admisible.
Lo que sin duda es menos admisible, en primer lugar, en estas condicio-nes, es que escriba una obra, y luego, una vez escrita, que tampoco tenga ideas acerca de ella.
Desgraciadamente es mi caso.
No a todo el mundo le es dado poder pasar del mundo que se abre de-bajo de la página al mundo de las ganancias y las pérdidas, y luego regresar, imperturbable, como quien sale del trabajo y va la a tertulia del café.
No sé más sobre esta obra que aquel que llega a leerla con atención.
No sé con qué ánimo la escribí.
Sobre los personajes no sé más que lo que ellos dicen, lo que hacen y lo que les ocurre. De su aspecto tuve que indicar lo poco que pude entrever. El sombrero hongo por ejemplo.
No sé quién es Godot. Ni siquiera sé si existe. Y no sé si ellos, los dos que lo esperan, creen o no en él.
Los otros dos que pasan hacia el final de cada uno de los actos, tal vez estén ahí para romper la monotonía.
Todo lo que pude saber, lo mostré. No es mucho. Pero me basta, y es suficiente. Y diré que incluso me hubiera contentado con menos.
En cuanto a querer encontrarle a todo esto un sentido más profundo y más elevado, y que uno pueda llevárselo después del espectáculo, con el pro-grama y el palito helado de chocolate, soy incapaz de ver cuál es su interés. Pero tal vez lo tenga.
Ya no estoy allí, y no estaré nunca más. Estragón, Vladimir, Pozzo, Lu-cky, el tiempo y el espacio de ellos, solo pude conocerlos un poco y muy lejos de la necesidad de entender. Tal vez nos deban una rendición de cuentas. Que se las arreglen. Sin mí. Ellos y yo ya no estamos juntos.
¹ Este documento era una introducción a la lectura de algunos fragmentos de Esperando a Godot que iban a ser leídos en el programa “Entrada de autores” del 17 de febrero de 1952, emisión que se difundía por la Radio Televisión Francesa, y de la que Michel Polac era su productor.
(Fuente: https://entrelazosblog.wordpress.com)