Carne Argentina (preludio para un cyborg de las pampas) // Dulcinea Segura

 

“Nuestra investigación tiene como finalidad una ampliación sensible, hacia zonas foráneas al modelo neoliberal productivista, utilitarista e individualista de los afectos, el pensamiento, los vínculos, el lazo social y las corporalidades.”

En el estado actual de post pandemia ilimitada, el arte escénico de la ciudad sale a expresar todo lo que pudo ir elaborando durante estos últimos dos años de sacudidas que visibilizaron la etapa en la que nos encontramos en el capitalismo mundial.

De qué manera los seres humanos podemos hacerle frente al avance tanático del sistema desde el arte y la cultura, puede ser algo de lo que esboza esta propuesta, con la que el director Patricio Suárez sigue avanzando en el desarrollo de una poética particular donde lo analógico convive con lo digital.

Cuatro hombres cuerpos-imagen-máquina- que además son “artistas repartidores de Rappi, artistas albañiles, migrantes, precarizados”, ponen su ‘carne’ en escena para abrir preguntas que se hacen respecto al arte, al mercado, a la precarización y a las construcciones simbólicas que el cuerpo masculino puede representar.

En una escena que puede oscilar entre lo urbano y lo rural, los intérpretes parecen transformarse en una especie de animales casi mitológicos, que simulan ser un solo cuerpo al estar unidos a través de unas capuchas. Entretejidos en esa especie de única entidad, cada uno replica lo que hace el otro sin poder evitar la repercusión del movimiento.

Estos seres cubiertos, sin identidad, se confunden en espacios que pueden ser la pampa, un descampado o un terreno baldío. La elección de los elementos que acompañan las vestimentas así como las diversas situaciones, confunde el presente con un futuro distópico y post apocalíptico, haciendo patente los ecos de la tragedia pandémica en la cultura, la salud y la economía.

La proyección triple de las pantallas y los efectos envolventes que produce, aportan a la dimensión lumínica y sonora de la obra, que hace viajar entre parques vespertinos, manifestaciones y boliches. 

Los episodios que se suceden en esta puesta se apoyan en la ‘potencia del fragmento por sobre la idea de obra total’, como afirman los protagonistas, pero al mismo tiempo el hilvanado de situaciones genera un sentido que gira en torno a los conflictos del arte contemporáneo latinoamericano, en tensión entre la subsistencia y la existencia, entre el acomodamiento y la protesta.

Lo vemos desde el uso de materiales de reciclaje, la colaboración de otros oficios como el bicicletero del barrio o la tejedora, la participación del público de manera indirecta a través de las proyecciones; hasta la evocación concreta de las manifestaciones sociales con represión y helicóptero incluidos. Toda esta danza historizada en los cuerpos y la puesta escénica propone un posicionamiento ético respecto al lugar del arte en la sociedad actual.

La propuesta estética es un híbrido que une virtualidad y presencialidad entre cuerpos y tecnologías. Así como logra reunir con humor características del capitalismo como la competencia absurda y el fetichismo de la mercancía, en una imagen donde los hombres pasean con sus ‘mascotas’ en un gesto de comparación que inmediatamente se articula como competición deportiva.

La utilización de los materiales de reciclaje da cuenta de un grupo que se resiste al consumo exorbitante e innecesario de objetos, y que entiende el arte como un espacio cuyo alcance podría exceder los de la representación escénica.

Sus palabras dan claridad sobre el asunto: “Estamos convencidos de que es necesario modificar el modo de producción de las artes escénicas si es que queremos hallar nuevos lenguajes que pongan su atención en el valor de uso de la práctica, antes que en su valor de cambio mercantil.”

 

Jueves  21:00hs hasta el 09/12/2021 en EL GALPÓN DE GUEVARA (Guevara 326)

Performers: Yair Araujo, Diego “Tukki” Martínez, Ramiro Cortez y Javier Olivera Goycoechea,. Colaboración artística: Lucas Pisano.-

Asistencia de dirección: Angela Babuin y Mariana La Torre.-

Diseño sonoro, dramaturgia, espacio escénico, dirección y producción: Patricio Suárez.-

Fuente: Revista Llegás

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