Marisa Rubio en su instalación. Ph Guyot, cortesía Malba

Arte y Psicoanálisis, en Terapia // Silvia Di Segni [1]

No cabe duda que los atravesamientos entre arte y psicoanálisis nacieron con Freud mismo. La teoría psicoanalítica no es concebible sin su constante abrevar en obras como Edipo Rey de Sófocles, Santa Ana, la Virgen y el Niño de Leonardo da Vinci, diversas obras de Goethe, de Heine y de Shakespeare; la Gradiva de Jensen, los frescos de la capilla de San Brizio de Signorelli se encuentran entre los múltiples disparadores que impactaron sobre el pensamiento freudiano. Estas obras no fueron simples referencias, sino que, claramente, motivaron algunos aspectos de su teoría y lo enriquecieron en la comprensión del ser humano, imprescindible para desarrollarla.

 

 

 

Narcisa Hirsch, El mito de Narciso. Mujeres que hablan con su propia imagen, Transfer digital 16 mm, 1974-2005. Ph S. Di Segni

 

 

En estos días el MALBA reabrió sus puertas para permitirnos acceder a la muestra Terapia, curada por Gabriela Rangel, Verónica Rossi y Santiago Villanueva. Esta se abre con una instalación de Maria Rubio (1976): La mujer de negocios que se lamentaba de no poder vivir en el campo que, en ese contexto, parece remitir a una sala de espera o a una (no)sala de espera ya que éstas no proliferan en los consultorios psicoanalíticos. Luego se despliegan no cronológicamente, como en el Inconciente, distintos períodos del arte sobre los que sobrevuela el surrealismo que abrevó en el psicoanálisis para dar diversas y muy ricas manifestaciones. Distintos ejes se van desplegando: lo siniestro, lo onírico, el arte del encierro manicomial, el narcisismo, la autorrepresentación, el test de Rorschach, la historia y lxs protagonistas de la APA y la relación entre lenguaje e Inconciente.

 

 

Minerva, Autorretrato, óleo sobre tabla, 1946. Ph cortesía Malba

 

El psicoanálisis influyó en diversos movimientos y  artistas argentinxs y diversos artistas lo hicieron sobre psicoanalístas de nuestro medio, como Lautremont en Pichon Rivière. El auge de la “terapia” que nombra esta muestra fue tan grande que ésta no se limitó a los consultorios sino que circuló por las calles y los medios masivos, sobre todo, en Buenos Aires, ciudad que fue llamada “capital mundial del psicoanálisis” desde que convocó para el Congreso Mundial de la IPA, de 1991, a un número inimaginable de participantes difíciles de reunir en otras capitales del mundo.

 

 

Aída Carballo, Sin título, Lápiz sobre papel, 1955. Ph Victoria Webb, cortesía Malba

 

 

Y fue aquí, donde Jacobo Fijtman vivió 28 años en el Hospital Borda y creó su poesía surrealista; donde Oscar Masotta atravesó arte y psicoanálisis con sus anti happenings; donde Emilio Rodrigué transitó la novela y el cine con Heroína, donde tantxs usuarixs de instituciones de la salud mental produjeron sus obras en espacios como la Colonia Oliveros (Provincia de Santa Fe) de la cual Claudia del Río nos muestra bellísimas obras en la Terapia del Malba.

 

 

Alicia D´Amico, Retrato de Marie Langer, fotografía, 1983, cortesía Malba

 

 

La muestra reúne una riquísima colección de pinturas, tintas, grabados, esculturas (algunas de Libero Badii tan poco conocidas como notables)  videos (como el de Narcisa Hirsch que juega con su nombre y la autoimagen) fotografías (como las de Grete Stern que recreaban sueños y los atrapantes retratos de Alicia D´Amico). No faltan, tampoco, las publicaciones antipsicoanalíticas, entre las cuales un volante de 1986 que invitaba a una marcha al Congreso de la Nación de detractores de la terapia, lo que constituye una muestra de la enorme difusión y peso que llegó a tener.

 

 

Emilia Gutiérrez, Alucinación, Tinta sobre papel, 1994, Ph Nicolás Beraza, cortesía Malba

 

Quiero señalar, por último, algo muy importante para mí. Se exhiben allí dos libros atravesados por arte y psicoanálisis: Muerte y destrucción en la obra de Sameer Makarius y Hacia la pintura, de Franco Di Segni, mi padre, que fue artista plástico y trabajó con Enrique Pichon Rivière y con Franz Van Riel en Ver y Estimar coordinando grupos de psiconálisis aplicado al arte.

 

La selección de artistas incluye, y esto me parece muy destacable, un alto número de mujeres. Decidí ilustrar esta nota sólo con ellas, dado que la mayor parte de las veces quedaron excluidas. Para apreciarlas como se merecen, así como también las de sus colegas varones y todo el riquísimo material reunido, hay que visitar la muestra reabierta el 18 de junio hasta el 16 de agosto.

 

 Como la pandemia sigue entre nosotrxs mejor aprovechar lo antes posible la apertura con la reserva de turno.

[1] Dra. en Medicina, UBA, psiquiatra, colaboradora de Leedor. Artes visuales con Meditaciones de una visitante.
Imagen principal: Marisa Rubio en su instalación. Ph. Guyot, cortesía Malba

1 Comment

  1. Estimada psiquiatra: No existe tal cosa como «el arte del encierro manicomial». Lo que existen son artistas que sobrevivieron al loquero y a las malas practicas en salud mental de tus colegas. Lamentablemente ni tu nota ni la muestra visibilizan estas injusticias sociales.

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