¿Hay una actualidad de Guevara? querríamos poder decir que no, menos para sabernos parte de quienes hoy se dedican a la actividad política, que para salir del idealismo que no permite pensar. Pero sería falso, y más verdadero sería decir que su presencia, lo que podemos escuchar aún de él es mas bien algo difícil. Convendría entonces preguntar de otro modo: ¿Qué tipo de actualidad posee Guevara? habría que ser capaces de atravesar ciertos obstáculos para responder: las fotos del cadáver de Guevara, tomada el mismo 9 de octubre de su asesinato en La higuera, hace hoy exactamente 54 años. O palabras como las escritas por Ricardo Piglia: “Guevara busca la experiencia pura y persigue la literatura, pero encuentra la política, y la guerra», y estas otras: “el político triunfa donde fracasa el escritor”. Si las fotos anticipan la guerra a la población por medio de la desaparición de los cuerpos, la idea de una experiencia entendida como lo que se busca y lo que se encuentra, lo que triunfa y lo que fracasa, no puede prescindir del todo del Che. Si un pensamiento formuló Guevara -y hablar de pensamiento, en Guevara supone comprender que toda revolución implica un pensamiento profundo: el más más profundo- es sobre las condiciones de un futuro en estas geografías. La fórmula del futuro, para este profeta armado -pero no tan armado- es la del ensamble entre reformas económicas profundas y nueva subjetividad. Las dictaduras triunfantes y las democracias castradas que emergieron de la derrota de los años setentas conservaron la fórmula e invirtieron el contenido de sus términos: reformas económicas y nueva subjetividad pasó a querer decir sumisión al mercado mundial, organización neoliberal de las estructuras y los modos de vivir. En Guevara se concentra algo demasiado doloroso e importante, un pensamiento radical sobre las premisas de lo que no somos capaces de revisar y menos de transformar, pero también de aquello que si no es radicalmente transformado nos somete a un eterno presente. Guevara es en este sentido un tipo de presencia que señala un obstáculo inserto en lo más profundo de lo que somos y por tanto eso con lo que debería medirse nuestro pensamiento más profundo.
Ignacio Lewkowicz, el pensamiento como presentificación
Un pensamiento laico, que no cree en Dios -mejor digamos no tiene
Los pensamientos que finalizan el artículo me sucitan la sensación de una segunda parte, para desarrollar interpretacion sobre el papel jugado por el «che» en la producción de subjetividades alternativas, no sólo por lo que dijo e hizo, sino por su imagen y su circunstancias