Ranchar una época // Diego Valeriano

Ranchada, manija, fiesta, vagancia. Muchas formas de decir, nuevas formas de luchar. Se rancha una época, las aulas, los furgones. la tierra, los pasillos. Se detiene el tiempo, se pavea, se está en una. Se escapa de los modos de vida productivos, tan eficientes y obedientes. Se Rancha hasta que algo pase, hasta que sea ley, como otra forma de decirle hasta siempre al Diego. Se escabia, discute, se abraza, se suman, se busca aire frente a todo esto que tanto asfixia. 

Los cuerpos fiesta, los cuerpos de las pibas y pibes que no hacen caso, que se la dan en la pera, que luchan. Son cuerpos vagabundos, indómitos, atrevidas. Los cuerpos fiesta son la contra figura subversiva de este tiempo cada vez más ortiba, controlador, politizado y frívolo. Son el verdadero enemigo, otra forma de fuga, una revolución inevitable, un tiempo desquiciado. Los cuerpos fiesta no aparentan normalidad, no flashean orgánica, tienen otras formas que ni sabemos.

Los pibes ranchan en la plaza de Libertad para torcer el destino de cooperativista, gato, preso o Rappi, las pibas ranchan y cambia el mundo entero, Se ranchó en Guernica para habitar una época nueva de recuperación de la tierra. Una nueva época, un nuevo tiempo. Ranchada, cuerpos fiesta, desobediencia como ejercicio destituyente, espiritual y vital. Este mundo y las formas de dominación cambian, pero las pibas y pibes siempre encuentran la forma de no hacer caso.

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