Opinar corte random // Diego Valeriano

Opinar corte random y renunciar a entender: Masterchef, Vicentín, contagios, clases presenciales, agradecer las vacunas, decir que son veneno. FMI, Justicia Federal, inflación, lawfare, Santiago, Facundo, que te importe la víctima según el victimario. La inseguridad, la desigualdad, filminas, Larreta, los runners, Alberta, las pibas, los chetos y la educación como todo llanto. Excitación, posteo, ansiedad y aturdimiento. Ser pollo, ser odio, ser ortiba, ser likes.

No ser gato del algoritmo, ni termo de la jefa, ni flashear libertario cuando solo estás diciendo mercado. Buscar aire, buscar a los amigos, ayudarnos a respirar. Contrarrestar los ataques a nuestro sistema nervioso central. Escurrirse, no saber, desertar, entrar en una, rajar del ruido de los medios, las redes, los panelistas, la médica, el militante, la mamá. Ruido que no habla de la vida sino de otra cosa, que odia los cuerpos, que disciplina, aturde y nos pone vigilantes.

Estar atentos de otra manera, a otros movimientos, a otros sonidos, a otros tiempos. Estar atentos de otra manera no es señalar, twittear manija, discutir o termear, sino elaborar otra búsqueda de preguntas y respuestas. ¿Es necesario opinar tanto? ¿Hay que tener un timeline coherente? ¿Un muro militante? ¿Ser visibles? ¿Empacharse de combatiente cuando solo sos hater? Todo se expone en su obviedad, todo es excesivamente visible. El ruido, la visibilidad y la opinión es lo que manda. 

Mejor huir del régimen de la opinión que exige obediencia y visibilidad, mejor construir estrategias de visibilización inverosímiles. Mirar todo a través de un ojo irónico, desconectado y en lo posible pillo. Bajar del patrullero, dejar de vigilantear, no flashear tanta politización de los proyectos personales que son de otros. Ni atacar, ni defender, ni tanto opinar. Pavear, entrar en una, volverse imperceptibles. Hacer por hacer, fabular, segundear, construir acciones que no sean capturables, ni manipulables. Hacer algo absurdo que no se haga mercancía, ni opinión, ni viral. Volverse invisibles, no atacables, anónimos. Empezar a respirar, dejar atrás tanta ansiedad.

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