La cultura popular también es un campo de batallas // Mariano Pacheco

Cuando desde nuestra perspectiva de Filosofía Errante/ Militante, decimos que es desde el punto de vista popular que analizamos la sociedad, nos referimos a una perspectiva que asume la existencia como proceso de lucha. “Existimos porque resistimos”, dice una consigna que puede leerse graffiteada por ahí. “Resistir es crear”, dice otro lema, que hoy suena viejo en la Argentina, pero que cobra actualidad en la realidad Latinoamericana si se la piensa, por ejemplo, desde Chile.
El joven Sartre divulgaba su existencialismo al mundo con una consigna que parece una rima de rap, como el que hace el piberío actual en las barriadas: “la existencia precede a la esencia”, dijo en su conferencia de 1945, titulada “El existencialismo es un humanismo”. Y algo de eso puede rescatarse, más allá de la filosofía francesa, para pensar la cultura popular, y más en general, lo popular, en la Argentina contemporánea.
Lo popular, entonces, no es una esencia, algo ya dado. “El pueblo es lo que falta”, insistía Deleuze. Y su amigo Guattari remataba: la cultura es un concepto reaccionario. Nuestro filósofo militante favorito (Félix), lo decía pensando en los modos de estandarización que produce la cultura… de masas. Y aquí masas no se refiere a “proceso de masas” … populares, sino más bien a todo lo contrario. Es decir que, para que existan masas en tanto cuerpo político, es necesario que se produzca un combate abierto contra los modos de estandarización de la cultura de masas. Entre ellas, por supuesto, la de las redes sociales… más allá (y más acá), de sus usos por parte nuestra, los sectores populares, y más allá también, por supuesto, de nuestros consumos (populares), de la cultura de masas.
“Lo popular es un punto de mira o una pregunta que se le hace a la cultura”, dice Pablo Alabarces en una entrevista reciente que le hace la Agencia Télam a propósito de la publicación de su libro último, “Pospopulares”; conversación en la que sostiene que abordar hoy lo popular “significa ir a la búsqueda de aquello que está afuera de lo mediático, una tarea antropológica, de una gigantesca escucha etnográfica, ir a escuchar esas voces populares que no circulan por el mundo de la cultura de masas y, por otro lado, ver de qué manera la cultura de masas captura lo subalterno, lo popular”.
En La parte maldita nos venimos preguntando por el papel que el sucio rock (sobre todo el metal y el punk), ha jugado en los procesos de politización de las juventudes proletarias, sobre todo en el ciclo 1982-2002 (del BARock al suicidio de Ricky Espinosa; de Malvinas a la Masacre del Puente Pueyrredón). Y hoy nos interrogamos por el vinculo específico entre el punk y una importante dimensión de la cultura popular: el fútbol.
De nuevo: no tanto el modo en que los mass media presentan al fútbol y su relación con los sectores populares, sino la forma en que las clases subalternas viven, sobre todo sus franjas juveniles, vivieron y viven ese deporte y su relación con la música y con la política (aquí podríamos extender el rock al hip hop y el trap, pero también, a la murga y los cánticos de movilizaciones). El aguante como cultura es común a las plazas y a las canchas, y en la Argentina, es difícil pensar la protesta y el protagonismo social sin sus ritmos pegadizos, que son muchas veces los que surgieron en la cancha. No todo en la cultura del aguante es entonces machismo, misoginia y racismo, masas en disponibilidad para un accionar violento en beneficio de las clases acomodadas de esta injusta sociedad. El aguante puede ser leído en otras perspectiva: como un modo horizontal de ejercicio de la solidaridad frente a los dolores que producen las injusticias de este sistema. Y también: una violencia vertical redirecionada desde abajo, hacia arriba: una desobediencia, insumisión y rebelión que a veces puede expresarse en una piedra arrojada contra quienes pretenden condenar al pueblo a no ser sujeto, a permanecer manso y tranquilo, como vacas que marchan rumbo al matadero.


FÚTBOL, PUNK-ROCK Y CULTURA POPULAR EN LA PARTE MALDITA
(el programa de Filosofía Errante y Sucio Rock de Radio Gráfica)
Escuchá la conversación con Juan Stanisci, director Director del Portal Lástima a nadie, maestro, con quien recuperamos a Ricky Espinosa (del “Porve”) y a The Clash y su vínculo con el fútbol británico en nuestro Canal de Spotify

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